El Estado paga a sus directivos bien por ir a trabajar y mal por trabajar por lo que los puestos de responsabilidad se convierten en muchos casos en las atalayas para otear las oportunidades que ofrece el horizonte privado. Cuando un director general o similar da el salto desde la administración pública para ocupar un puesto de consejero de administración de una entidad privada se habla de «puertas giratorias», la metáfora es que la rueda de la fortuna política permite vivir de forma perenne sin tener que trabajar o al menos trabajar acudiendo de vez en cuando a las reuniones en las que se reparte algo del pastel económico.
Podría hablarse de puertas de vaivén, esas puertas que abren en cualquier sentido y sobre las que en ambos lados pone el cartelito empujar. Las puertas son muy importantes en la vida pública. Los despachos de los directivos suelen tener dos puertas, una por la que acceden los visitantes y otra por donde escapan los directivos. En los pasillos las puertas de entrada a los despachos permiten acceder a la antesala donde existen una, dos y hasta cuatro secretarías; es raro que los hombres ocupen estos puestos, sin importar el género del directivo. El número de cancerberos de la antesala es variable y está en consonancia con el puesto que ocupa el director general, subsecretario, consejero, viceconsejero, etcétera, etcétera. Puede que existan despachos aledaños donde habitan los asesores, estos son, teóricamente, los que saben. Los asesores pueden llegar a ser directores generales, por eso tienen despachos aledaños e incluso comparten alguna secretaria con su protector. Son asesores de confianza porque confían en ocupar al confiado.
Los asesores son nombrados digitalmente de dos maneras, o vienen recomendados o son conocidos, en algunos casos pueden ser familiares, o incluso amigos. Confianza significa eso. En Francia Fillon nombra a su mujer. En Estados Unidos Trump a su hija Ivanka y a su marido. Más cerca en la segunda España Ada Colau contrata a su pareja, Adrià Alemany y Vanesa Valiño es la pareja del primer teniente de alcalde barcelonés, Gerardo Pisarello.
En la madre patria de las capitales, Carmena nombra a Costa, el marido de su sobrina. Sí Carmena, criada a pechos de las damas negras, es la abuela matrona que alimenta el ayuntamiento y mantiene el liderazgo porque soporta un sistema clientelar engrasado. Aprovecha a colocar a los amigos de sus amigos y a familiares de sus familiares, y hace política con Luis Maestre, Eduardo Garzón Espinosa, Samuel Romero Aporta, Ezequiel Domínguez Lucena, José Antonio Díaz de Cerio, y Fabio Cortese. Y así hasta 44, pero podrían ser 88 o 176. El sistema tiene una propensión a progresión geométrica por aquello de que Carmen es progresista. Ribó en Valencia, fiel a su origen sindical-cristiano, coloca a través de una consejera a su pareja. Lo que hace tu mano derecha debe desconocerlo la izquierda, y viceversa. Es verdad que Jordi Pujol no empleó a sus hijos, en total siete, es un éxito que sólo fueran beneficiarios del poder y que no tuvieran necesidad mas allá de nutrirse del entramado mafioso del gobierno catalán.
Es algo natural. El nepotismo es la preferencia que tienen funcionarios públicos para colocar a personas cercanas, sin importar el mérito para ocupar el cargo, sino su lealtad o alianza. En cualquier caso esta práctica está en relación directa con el clientelismo político que es un intercambio extraoficial de favores. Los favores son formas de relacionar la amistad y el dinero, el prestigio y la posición, el poder y el sexo por lo que los sujetos que intercambian favores obtienen prestaciones consistentes en beneficios relacionados con el bolsillo y la carne a la vez.
El clientelismo es la dialéctica del patrón y el cliente. No existe patrón sin cliente, ni cliente sin patrón. El intercambio de favores no se produce de manera simétrica; se dispone en varias escalas espaciales y temporales, los beneficios no son inmediatos sino en el tiempo y en el espacio, una ventajosa forma para cobrar deudas o para generarlas. La relación benefactora se diluye, se enmascara. Los límites del intercambio son imprecisos. En ocasiones se ha legislado para evitar la contratación del cónyuge o persona de análoga afectividad como rezan las leyes, de familiares de cuarto grado de consanguinidad y de segundo de afinidad, pero las limitaciones son retóricas y están para sortearlas. ¿Por qué no podrían ser competentes cónyuges, hermanos y primos si quien los nombra ya ha merecido el poder?. La corrupción es el reto de inventar nuevas formas cada vez más indetectables.
Los beneficios de la actividad política se obtienen a largo plazo, perduran y afloran. Se erosiona el sistema de representación política y la democracia sale perjudicada porque el sistema sostiene la farsa de alternar los intereses de los grupos políticos, bloques de intereses que se turnan en el poder y se amparan en ideologías aparentemente antagónicas. Las conductas están emparentadas como se emparentan los políticos.
Se habla de reducir el sistema y, por tanto, el número de representantes para minorar la corrupción. Es cierto que un país con más de 60.000 cargos electos e incontables asesores, no es más demócrata que un país con la mitad de representantes bien formados que no requieren asesores contratados. Que un ayuntamiento de 19999 habitantes tenga 17 concejales no le hace menos eficiente que uno de 49999 tenga 21 y sin embargo la proporción de población y representantes no guarda más relación que la impuesta por la legislación que añade con frecuencia un cargo digital por cada tres concejales. A la postre en el mejor de los casos sólo discuten sobre lo que otros deben hacer.
Una reducción drástica como la llevada a cabo en el parlamento de Castilla La Mancha ha permitido un importante ahorro y una disminución del nepotismo, y la representación política no se ha visto perjudicada por pasar de 53 a 33 diputados. Los mismos bloques partidarios pueden turnarse, y con menos ruido. Paradójicamente, la izquierda se opone a estas mejoras, y todas sus promujeres como Ada Colau en Barcelona, y todos sus prohombres como Emiliano García Page en Toledo y así sucesivamente. Las diputaciones provinciales se eligen a partir de los partidos judiciales y sus representantes salen elegidos a partir de los partidos políticos. Todos están a partir un piñón. Por ejemplo, Barcelona cuenta 53 diputados de diputaciones pero… en Madrid ni siquiera existe diputación. Muchas son las voces que hablan de eliminar las Comunidades Autónomas y que el poder político se circunscriba al poder local que es, en definitiva el más pegado al territorio y a sus ciudadanos. El Estado es el único garante de que desaparezca el nepotismo local, y el Estado es demasiado grande para alimentar clientelas tan infinitas.
No existe más garantía para la democracia que además de reducir el número de representantes se analice la posibilidad de asignar representantes mediante un sistema de sorteo que introduzca cierta aleatoriedad en la representación y así evite el tráfico de influencias dentro y fuera de los partidos. Repensar la democracia requiere un esfuerzo político pero es la sociedad la que tiene que impulsar nuevos métodos, reducir el tiempo de permanencia en los cargos, exigir una prueba previa para ejercer la representación, compensar la productividad social para evitar a los que viven del erario público sin hacer ni chapa en el horario. Algunas de estas pueden ser ideas que se pondrán sobre la mesa para hacer posible la democracia y evitar el populismo. La corrupción es el cáncer de la democracia.