Eleonora Bruzual

Por qué callar si nací gritando

Por qué callar si nací gritando
La periodista Eleonora Bruzual. PD

La semana que concluyó mostró por una parte el hartazgo ciudadano y por otra la malignidad y debilidad de un narcorégimen que pretende perpetuarse no importa sobre cuántos muertos, cuántos presos y con cuántos asesinos que Maduro y su banda sacan a las calles ahítos de maldad y sangre y amparados en la impunidad que desde tiempos del tropero Hugo Chávez se les asigno.

Siguen los secuaces de aquel déspota militar anclado al pasado y desmedido en ambiciones y patologías pretendiendo que no importa si se murió, que lo que importa es que sus bandidos aún en el Poder reediten la tragedia del pueblo cubano y se queden por décadas gozando de protección también, tanto por los asesinatos como por los saqueos que han permitido una ralea ricacha y envalentonada que desesperada continúa matando y continúa manoseando el conflicto con los Estados Unidos para no importa si aislados y cuestionados puedan estarse en al mando hasta que la muerte -bien viejos y bien ricos- los separe de él.

Mismo discurso que este pasado 19 de abril, donde cientos de miles de ciudadanos, salieron a calles y avenidas de ciudades y pueblos de Venezuela demostrando a esa canalla roja que no hay miedo y sí decisión de poner fin a estos 18 años de tragedia que se nos vino encima y nos robó y roba no solo los recursos que Venezuela necesita para recuperase y garantizarnos nuevamente desarrollo, prosperidad y sobre todo dignidad, roba vidas jóvenes, roba sueños de los que logran sobrevivir, dispersa familias, obliga al destierro, tortura inocentes, violenta leyes y constitución y nos impone el descaro y cinismo de trúhanes como Elías Jaua, que dice en una concentración transportada en autobuses «que Venezuela es un pueblo lleno de coraje y dignidad que saldrá a las calles a defender la paz y soberanía ante las pretensiones imperialistas».

Jaua el encapuchado de siempre, aunque hoy ostente fortuna imposible de justificar, Jaua el violento, el desalmado, en una tarima rodeada de matones del régimen asegura que los castrochavistas están «llenos de coraje y dignidad para la defensa de la paz»… En la tarima donde vuelve con su vil burlesque sabe que ya no les quedan muchos seguidores, que el hambre y la desesperanza se llevó ilusiones ante tantas promesas falsas… Que esa parroquia 23 de Enero de Caracas, ya no es chavista.

Se dan ánimos los que allí se suben pensando que aún pueden engañar y recuperar multitudes. Todos son de la misma banda, todos unos malhechores, ahora aterrados porque ven cerca el final. En esa tarima que más perece un patíbulo, sacan pecho y fingen seguridad. Allí vimos con Jaua el matón a la bellaca Erika Farías, al infame Aristóbulo Istúriz y a Tania Díaz mujercita bravucona que sin dudas también otea el final que ni que quiera puede frenar.

Y volvieron con la eterna cantaleta del Imperio que quiere adueñarse de Venezuela…. 18 años con el mismo sainete en el cual solo cambia el nombre del presidente de turno con sus reelecciones democráticas… Bill Clinton (1992-2001), George W. Bush (2001-2009), Barak Obama (2009-2017) y el recién posicionado Donald Trump (enero 2017) Discursito cansón factura cubana, donde durante los 58 años de la tiranía de los Castro, en la Casa Blanca han estado 12 presidentes (Muchos igualmente con reelección de sus mandatos).

Harta que estos rufianes (cubanos y venezolanos y hasta alguno de nacionalidad desconocida) se sientan que pueden seguir con sus groserías y sus pretensiones… No importa quién esté en la Casa Blanca, lo que importa es crearse un enemigo gringo y adormecer a resentidos, a ilusos y reclutar más malandros, brazos armados de la montonera perversa.

Enfermarlos de odio y convencerlos que su ruina, su desesperanza, su tragedia es culpa de los Estados Unidos. Igual que Fidel Castro y ahora su heredero Raúl, por 58 años, cada tanto tienen un nombre distinto para culparlo de las penurias del cubano, hoy en día en Venezuela toca a Maduro y su pandilla cambiar a Obama por Trump, solo que ya de manoseado, el cuento queda al descubierto…

En Venezuela, donde la vida no vale nada, Maduro y sus huestes cada vez más asustadas fingen no importarles que el Departamento de Estado americano señale a Venezuela como país violador de Derechos Humanos y favorecedor del narcotráfico, y digo fingen porque saben que los señalamientos son muy ciertos. Y no olviden que cuando el verdugo está aterrado baladronea porque sabe que el próximo en el cadalso será él… Saben también que nacimos gritando, por tanto nadie nos callará.

 

[email protected] / @eleonorabruzual

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