El país de la libertad, ha estado a punto de ceder al miedo. Pero no lo hará. La libertad es la ausencia de necesidad y muchos franceses creen necesitar, y es comprensible, otra Defense, otra Juana de Arco, otra Le Pen y otro culpable, en este caso Europa.
El país más bonito del mundo tiene aún que decidir con qué mano quiere coger la baguette y con cual la bicicleta. Agujereado como un queso por los disparos terroristas, debilitado por la corrupción y por un montón de candidatos divididos, todos ellos a coté de la melé y ninguno au dessus de ella, Francia está en crisis, como pone de manifiesto que en quince dias, puede tener un Presidente que apenas frisa los cuarenta, rápidamente diseñado para evitar el desmoronamiento de la República, y que aún con todo, parece el único camino para salir de ella.
Es difícil ver a ninguno de los candidatos que han concurrido a la primera vuelta como encarnación de la República, como se exige al Presidente francés, que en viéndolo uno esté escuchando la Marsellesa y viendo toda la grandeur, la Resistencia, el arco de Triunfo, el río Dordogne, el Perigord, la Bretaña, la Normandie, la Alsacia y la Provenza, como pasaba con De Gaulle, Giscard, Chirac o Sarkozy. Pero Macron es un Kennedy de emergencia y veremos si su juventud puede suplir su inexperiencia.
Francia, «oh la land» la libertad, tiene ahora sus miedos. Todos los paises del mundo lo mismo en EEUU que en Francia se están dividiendo en dos, pero no en derecha e izquierda, sino entre la ciudad y el campo, el centro y la periferia, mientras unos juegan a los bolos tomándose su pastiche y se escapan a votar a Le Pen las ciudades principales Lyon, Burdeos y sobre todo Paris, votan a Macron con un porcentaje 30% a 3 % despues de que unos cuantos piraos fundamentalistas llenos de odio y resentimiento intentasen ensuciar con éxito sólo pasajero su luz, sus farolas, su empedrao, sus cafés, el Sena, su batteaux mouche y la atmósfera de la ciudad más bella del mundo.
