Fernando Jauregui

El ‘botón nuclear’ que Rajoy no utilizará… por ahora

El 'botón nuclear' que Rajoy no utilizará... por ahora
Fernando Jáuregui. PD

A partir de este miércoles, 3 de mayo, los plazos legales autorizan a Mariano Rajoy a disolver las Cortes y convocar elecciones. Ya ha pasado un año -¡y qué año!_ desde la última disolución, que dio lugar a las elecciones del 26 de junio. Rajoy tiene el ‘botón nuclear’, que afortunadamente es solo electoral, listo para ser apretado. Pero, también afortunadamente, creo que no lo hará. No ahora, al menos, aunque algunas encuestas le sugieran que la corrupción pasada, que se ha hecho presente, afectaría, sin duda, a los resultados electorales; pero él, Rajoy, al frente del PP, libre ya de los Ignacio González y las Esperanza Aguirre, de los Zaplana y los Ruiz-Gallardón, volvería, con todo, a ganar unos comicios. Y, además, está convencido de que sacará adelante los Presupuestos, al menos estos Presupuestos para 2017, ahora que comienza el debate parlamentario sobre el tema.

Claro, el PSOE anda como anda, rebuscando federación por federación a ver si logra la victoria de Susana Díaz en las primarias -lo que es probable para La Moncloa, donde piensan que Pedro Sánchez puede ser la peor pesadilla, pero no seguro-. De Podemos creo que en los ámbitos del PP se piensa que al enemigo, cuando se equivoca, conviene no distraerle. Y en Podemos se registran errores sin cuento, incluyendo esa ‘oferta’ de una moción de censura, un guante que nadie más ha recogido, para derrocar al Gobierno actual.

A Rajoy, por lo que ha hablado en sus encuentros ‘reservados’ con periodistas que le acompañaron a Brasil y Uruguay, no parece preocuparle ni el afloramiento de los casos ‘pretéritos’ –como siempre repiten desde el PP– de corrupción en ámbitos muy señalados del partido; ni le angustia la ‘guerra de fiscales’ que precisamente este miércoles se sustanciará en el Consejo Fiscal; ni cree en una debacle en Francia. El solo habla, o eso pretende, de ‘economía, economía, economía’, como Julio Anguita solo quería hablar de ‘Programa, programa, programa’. Al final, Anguita, hoy parece que asesor áulico de Pablo Iglesias, tuvo que aparcar su ‘programa’ y Rajoy tendrá que afrontar otras cosas además de la buena marcha económica del país, que siempre es un buen consuelo, sin duda.

Porque el presidente, muy volcado ahora también en política exterior, tendrá que comparecer con presencias incómodas ante el Parlamento para referirse a la corrupción de su partido. Pero aún no hay fechas concretas para eso y, en todo caso, no parece fácil que ocurra antes del verano. Y, para entonces, habrá tenido que tejer un nuevo acuerdo político de cara al debate de los Presupuestos para 2018, que comenzará en otoño.

Y si, en esos momentos, el peor panorama se cumpliese -pero tiene, claro, que cumplirse-, es decir, si Sánchez hubiese ganado las primarias socialistas, si los nacionalistas vascos no renovasen su acuerdo presupuestario, si Ciudadanos no le renueva el contrato, si resultase que la instrucción judicial sobre el ‘caso Lezo’, o el juicio Gürtel, arrojan nuevos nombres muy ligados a la historia del PP… entonces quizá el presidente acaricie su particular botón nuclear y se deje vencer por la tentación de apretarlo. Sabiendo que todavía podría ganar, que es algo que, lógicamente, como a cualquier político, como a todo quisque, le encanta. Pero eso, claro, no parece que vaya a ocurrir, si es que ocurre, antes del otoño y entonces, según la acreditada filosofía presidencial… entonces ya veremos.

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