Juan Pablo Colmenarejo

El precio de la minoría

El precio de la minoría
Juan Pablo Colmenarejo (COPE). PD

Las enmiendas parciales presentadas por la oposición al proyecto de Presupuestos Generales del Estado de 2017 suman 40.000 millones de euros. Sin duda, habría que volver a las andadas y pedir prestado ese dineral a los malvados mercados financieros que tienen por costumbre cobrar un interés. Si añadimos esa cantidad al déficit previsto por el Gobierno, unos 30.000, la deuda del Reino de España aumentaría como en los peores años de la crisis.

El Gobierno de Rajoy ha reducido el déficit con mayoría absoluta y ahora en minoría tiene que seguir por esa senda, pero captando votos a base de millones de euros para garantizar la bendita estabilidad. El precio es alto pero más barato que tumbar la legislatura. Es evidente que una disolución anticipada de las Cortes sería un paso en falso e incluso un error. La economía crece a un ritmo estimable y se ven en las cifras del empleo y la Seguridad Social.

Rajoy pidió ayer en Canarias generosidad y grandeza para aprobar los Presupuestos. Hace bien en decirlo en voz alta, porque al que le toca hacer el ejercicio es a él. Los 500 millones que pide el diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, para las siete islas, los va a pintar el presidente del Gobierno uno detrás de otro en el Boletín Oficial del Estado. Más que nada porque sin ellos, se acabó. El voto de Quevedo no es un asunto menor sino mayor. Lo normal sería pactar los presupuestos con el segundo grupo de la Cámara. Pero el PSOE no está y tampoco va a aparecer. Ni con ella, ni con él. Bastante van a tener ambos con gobernar un partido roto por el eje. Los millones de Quevedo son la guinda del pastel vasco que se ha comido Rajoy esta semana. El PNV ha puesto una tarifa elevada a sus cinco escaños.

Como ha demostrado el catedrático Mikel Buesa, el cupo vasco se viene igualando al navarro con el paso de los años, a pesar de las diferencias de población y de tamaño económico. De hecho, según Buesa, el Gobierno vasco gasta por habitante 1.680 euros más que el resto de españoles. El privilegio foral está en la Constitución pero el cálculo de lo que aporta la comunidad autónoma vasca depende de la debilidad del gobierno de turno.

Rajoy cede porque la alternativa es peor. El PP se acoge al mal menor. Entre el susto del cupo, el verso suelto de Quevedo y la muerte súbita en las primarias socialistas, no hay margen de error para la minoría parlamentaria del PP.

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