Luis Ventoso

El CIS y el enigma Alberto Garzón

Asombro total: el inexplicable prodigio ha vuelto a repetirse

El CIS y el enigma Alberto Garzón
Luis Ventoso, Director Adjunto ABC.

ENIGMAS hay muchos, y de la más diversa índole y enjundia. Cualquier cabeza ociosa puede compendiar algunos.

¿Por qué las pizzas y las patatas fritas guarras, que entran de traca, son nocivas, y en cambio el diabólico brócoli, ese alien verde, ha resultado el summum de la salud? ¿Por qué Sergio Ramos pasa por ser un mega crack si cada dos partidos lía un estropicio en defensa?

¿Cómo es que todo el PP sabía que González era un randa pero hasta que Cifuentes acudió al juez imperó la ley del silencio?

¿Por qué el Papa Francisco acabará visitando antes Laponia que España, siendo este uno de los países católicos más relevantes del mundo y el origen de su orden, los jesuitas?

¿Cómo pudieron los egipcios construir las pirámides y qué pasó con los hombrecillos verdes de Roswell?

¿Por qué se tolera que Facebook se forre por la patilla con contenidos de los periódicos?

¿Qué ha hecho el pobre Ortega Cano para merecer un hijo así? ¿Por qué al 40% de los catalanes les apasiona que unos iluminados arruinen sus vidas?

¿Por qué no me atrevo a decir que los conciertos crepusculares de mi admirado Dylan, con esa garganta de lija y esas versiones chungas, son en realidad un truño?

¿Qué pasa por la mente de la muda y abisal señora Trump? ¿Cómo se las apaña el mecánico del Honda de Alonso para que no lo despidan?

Habitamos en el misterio. Pero hay uno que desborda todos los demás y se acaba de repetir.

El barómetro del CIS, la encuesta más extensa, acaba de concluir -¡oh prodigio!- que «el político más valorado por los españoles» vuelve a ser, una vez más: ¡Alberto Garzón! (4,2 frente al abisal 2,9 del que ha ganado tres veces seguidas las elecciones, el viejo Mariano).

Intentemos desentrañar el milagro. Garzón, de 31 años, político profesional desde los 26, en que se hizo diputado, es comunista. Es decir, en el año 17 del siglo XXI, este fenómeno sigue encallado en una de las ideologías más ruines de la historia, que causó genocidios con millones de muertos en Rusia y Camboya y sumió en la miseria y la dictadura a todas las naciones donde se probó el experimento. (¿No se pregunta nuestro político más valorado por qué los coreanos comunistas del Norte pasan hambrunas y sus hermanos capitalistas del Sur viven bien?).

El político más valorado cree que «el capitalismo es incompatible con la democracia» y se declara partidario de «políticas radicales». Dado que tanto lo admiran, ¿son los españoles comunistas?

No parece, toda vez que los conservadores ganan las elecciones, mientras que el político más valorado ha diluido a su Partido Comunista en Podemos para poder seguir chupando de la piragua.

Pero cuando el político más valorado se torna lisa y llanamente repugnante es cuando llama «derecha oligárquica y golpista» a una oposición a la que están matando en Venezuela por defender las libertades elementales.

Garzón goza de abono en las tertulias al rojo vivo, una anomalía televisiva española única en Europa -gentileza del PP-, que explica su popularidad. Pero lo que propone es la encarnación del disparate (y la represión). Si realmente fuese el político más valorado por los españoles, llega la hora de hacerse maorí.

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