Juan Pérez de Mungía

Un pack 3×2 de tu cuerpo

Un pack 3x2 de tu cuerpo
Generación Millennials.

Faltan quizás unos días para que, por fin, las personas puedan ser enterradas en un tetrabrick. Algunas empresas han pensado que una alternativa podría ser en un féretro blíster y existen las que intentan empaquetar el cadáver al vacío. La amenaza está ahí, después de todo, y la moda perversa de hacer de los muertos diamantes es antigua, como decía Zapatero. Los humanos contaminan el medio ambiente debido a los tintes, a las tintas y a las prótesis electrónicas integradas en su cuerpo.

No se trata de una transubstanciación del alma, sino de algo mas terrenal y fáctico, el cuerpo. Muchos se odian a sí mismos, no solo los suicidas, y de estos los hay que lo hacen de una vez, como en un suspiro, y otros que lo hacen a plazos. Los que rechazan su género o su sexo son un género de personas que añaden o quitan elementos, postizos o no, que simulan la ausencia o presencia de ciertos apéndices. Luego están los que se quieren a sí mimos, como los zapatos, 24 horas al día. Son ombligos con piernas e incluso los hay que piensan. También están los modelos humanos, una especie de personas concept, como los coches, personas prototipo de personas.

La industria genera generaciones humanas, están los «millennials», los «hipster», incluso se ha llegado a mencionar la «Generación X», al igual que el vehículo de Tesla, Model X. Es, complicado cuantificar cuantas generaciones humanas han existido, como para poner una X. Las primeras versiones eran toscas e identificaban una cultura común, los griegos, luego vinieron los romanos, pertenecían a la generación clásica, como los muebles o los vehículos de más de 25 años. Hubo un tiempo en que las generaciones se denominaron según su procedencia u origen, los españoles, los rusos, etc., los que reniegan de su identidad, los bretones, los catalanes, etc. Después fue la ideología, los estalinistas, los nazis, los maduros, como si la ideología no matara al que porta la bandera. Mas recientemente, han aparecido los que marcan su identidad con costumbres culinarias, los vegetarianos, los veganos, los animalistas que no comen carne por ética, el mensaje de moda. Depende cuan lejos se encuentre el animal de la propia carne, así deciden.

Modas han existido siempre. Es ese tipo de cosa que se hace sin pensar, generación tras generación. En la cultura existía un cierto amor y un clamor por las etiquetas, los regeneracionistas, los fauvistas, los impresionistas, los surrealistas, los dadaístas. Hasta Momo nació de esa pasión. Y luego están las épocas, la generación de entreguerras, la generación de la postguerra, la generación de los felices veinte de la anteguerra. Las etiquetas están para ahorrárselo todo, hasta por qué se usan. Existe como una resistencia a no intentar etiquetar a alguién, como si de un producto se tratara. Las etiquetas las llevaban antes los objetos; ahora son las personas convertidas en objetos las que tienen etiquetas. Las personas se representan a sí mismas como modelos sociales, como objetos, y pueden empaquetarse en categorías. A nadie parece importarle ser algo diferente de lo que es, o pueda ser. Es el reino del parecer. Cualquier necedad bien puede merecerse si se obtienen seguidores.

Es moderno ser una marca, no una persona, una marca que pueda pasarse por el Libro de las Caras, o el diccionario de cargos y posiciones. Tanto más porque mentir sale gratis. Están los estrafalarios de marcas como Louis Vuiton que bambolean un bolso, airean unas faldas, los austeros de Zara, con sus colores ocres, incluso han existido algunos que parecían un cuadro de Piet Mondrían, líneas rectas, cuadrados de colores. La ropa es un sistema, ya lo decía Baudelaire, un sistema de la moda, para la moda y por la moda.

Lo que nunca han llegado a discernir los prensistas, nombre que adoptamos los que escribimos en prensa digital, es la existencia de las generaciones pack. Son personas que tienen tres atributos comprados en conjunto, por ejemplo, piercing, tattoo y pelo teñido. Caramba!, sentados en un parque contamos los tipos de gente según pasaban, 28 de 100 presentaban estos atributos. Puede que no sea metodológicamente muy correcto, pero si el lector repara en sí mismo, o si repara en sus allegados y sus alejados próximos, verá cuantos presentan estos atributos.

La generación pack, puede adoptar varias variantes, por ejemplo, vegano, mascota y vestuario de ciclista. Se nos ocurren tantas, ahí van unas cuantas, iPhone, jogging y pulseras; deportivas, litrona y vaqueros sin rodillas; gafas espejadas, deportivo barato y megamúsica retumbando a la espera del cambio de un semáforo de rojo a verde. Haga el lector uso de su memoria visual y catalogue, es fácil y barato, todo un ejercicio intelectual pero, tenga en cuenta en hacer el recuento de tres en tres y descubrirá el sentido de lo que hemos denominado generación pack.

Las personas necesitan reforzar su comportamiento, no solo adoptan un estereotipo, necesitan varios, tres mejor, para poder sentirse algo diferentes. La diferencia se paga y la vida tiene un precio. Nunca encontramos gangas humanas, todos se consideran caros. Algunos creen que así es mejor, mejor imposible. Vivir es elegir marcas y solo la composición permutada de algunos elementos, de tres en tres, permiten ser parte de una tribu. Esta es la cuestión. Es la tribu humana y sus humanas tribus. Una oportunidad para quienes aparentan modernidad a base de llegar a ser uniformes. Como Cifuentes, una moderna de la generación pack.

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