Fernando Jauregui

Que Patxi, el grande, se retire

Que Patxi, el grande, se retire
Fernando Jáuregui. PD

Confieso que, si fuese militante del PSOE y tuviese que votar, casi estoy seguro de saber a quién votaría. Y a quién, desde luego, no. Lamento decir que Patxi López, a quien algunos, sin conocerle, o aun conociéndolo, consideran un personaje menor, me parecería una solución razonable a la angustiosa situación de crisis que vive el PSOE, un partido que debería seguir siendo la alternativa al Gobierno del PP.

No creo que el ex lehendakari y efímero ex presidente del Congreso, militante de toda la vida e hijo de militante de toda la vida, sea un personaje de menor talla que Susana Díaz o Pedro Sánchez: simplemente, no ha remado a favor de corriente o lleva demasiado tiempo remando en aguas turbulentas, a juicio de la levantisca afiliación socialista. Ahora, con dolor, este comentarista debe unirse al coro de los que piden que, llegados a estas alturas, Patxi López dimita en favor de Díaz, que es el mal menor, creo, frente al huracán Sánchez, que amenaza con llevarse por delante al partido más histórico de España.

Sé que esta reflexión llega tarde y cae en terreno baldío. Otros, antes que yo y desde luego con mucho mayor peso que quien suscribe, han pedido a López que dé un paso a un lado, que se retire y pida a sus seguidores que se decanten por Díaz. Es, me consta, el mayor temor de Sánchez en estas horas ya casi de víspera a la votación interna que elegirá al nuevo secretario general del PSOE. Pero también me consta que López va probablemente a cometer el error de su vida, manteniendo su candidatura frente a la de la lideresa andaluza y a la del ex secretario general y aspirante a lo mismo: si pierde Díaz, que me parece lo menos probable, pero no imposible -qué error cometí escribiendo, y diciendo, que Sánchez «está muerto y es el único que no lo sabe»: acaso me dejé llevar por los deseos–, no faltará quien culpe de ello a Patxi. Y algo de culpa tendrá, porque no es hora de dividir el voto de la militancia, sino de adoptar soluciones heroicas, de urgencia, que clarifiquen en lugar de contribuir al marasmo.

No pueden todavía descartarse movimientos de calado en el mundillo del PSOE en las horas previas a que quizá más de cien mil de los casi ciento ochenta mil afiliados a este partido acudan el domingo a votar en sus agrupaciones. Pero a estas alturas ya dudo mucho de que uno de estos movimientos sea la retirada de López, que facilitaría el triunfo de la presidenta andaluza y, de paso, una cierta recuperación de la unidad en esta formación, una vez que Sánchez la hubiese abandonado, que posiblemente sería lo que hiciese si perdiese el domingo. El derrotado siempre se marcha solo, mientras los suyos abandonan el barco. Pero López parece empecinado en que su deber es mantenerse, sin considerar quizá los riesgos de hacerlo.

Este comentarista se siente, a estas alturas, incapaz de ir más allá en cualquier pronóstico: hemos llegado a un punto en el que casi cualquier cosa podría ocurrir de aquí al próximo lunes. Todos los ojos fijos en un partido a punto de irse a pique. Y, mientras, escándalo tras escándalo en la fiscalía, reprobación parlamentaria del ministro de Justicia, extraña filtración de un informe de la UCO diciendo que se investiga a la presidenta madrileña (¿?) mientras el juez dice que ahí no hay caso, preparativos para la concentración de Podemos el sábado en favor de la moción de censura contra Rajoy… Y, claro, Puigdemont, que el lunes viene a Madrid para, desde la atalaya del Ayuntamiento capitalino, fijar para el 1 de octubre la jornada de celebración del referéndum independentista.

Surrealismo puro todo ello: ni habrá probablemente sustituciones a corto plazo en el mundo fiscal, ni imputación contra Cifuentes, ni moción de censura, ni referéndum independentista. Lo urgente ahora parece ser crear confusión desde no pocos centros de gravedad.

Yo diría que, por todo ello, es urgente que un partido con la trayectoria y el peso social del PSOE se recomponga. Que contribuya a dar seriedad a la juerguista vida política española. Quedan ya pocas horas. Patxi, alguien tiene que hacer algo y me temo que esta vez te va tocando. Pocas veces tanto habrá dependido de solo uno.

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