Antonio Sánchez Cervera

España se retrata políticamente

España se retrata políticamente
Pedro Sánchez

España se está convirtiendo en una fotografía, en una instantánea fugaz para conseguir el voto emocional, el voto del rencor y del odio, que interesa. Pero eso no es hacer política, ni de Estado ni a favor de la ciudadanía.

Pudiera ser que ahora, Pablo Iglesias, estrecha taimadamente la mano de Puigdemont en Madrid al tiempo que piensa pasa sí: «si yo estuviera en el poder te iba a estrechar la mano tu padre». No olvidemos que si ciertamente el susodicho arribista universitario tiene catadura estalinista, no permitiría la desmembración de su territorio. Sin embargo, de cara a la galería visceralmente populachera, con su falso sonsonete de normalidad democrática, es el anfitrión oportunista allá donde hay lio y desafío, confusión, revuelta y media verdad. Es audaz y mucho menos inteligente de lo que él se cree frente a la mediocridad de los que le rodean, es contumaz y torpe a la vez y siempre aprovecha el momento para salir en la fotografía. Al menos se le ve venir y no como a otros políticos que no saben donde están y adonde van.

Mientras esto ocurre, Oriol Junqueras, con sus andares pavarotianos, se fotografía también en la capital de su país observando cómo Rufián se abraza falsariamente a Iglesias y nos dice en un canto hiriente que él viene a Madrid a explicarnos que Cataluña es una Nación. Nos quedamos perplejos y hasta molestos, pero no por lo que él cree o quiere creer, sino por la sandez de venir a la capital para comentarnos lo que dice y explica a diario en la bella ciudad española de Barcelona. Para eso ha recorrido esterilmente unos kilómetros.

Así las cosas, la señora Carmena se hace una foto con el equipo del Real Madrid. Sonríe, aplaude y parece exultante en la instantánea, quizá recordando que en la madrugada anterior había 50.000 personas aupando al Campeón sin tener que traerles en autobús. Tal vez rondara por su madura cabeza : «si éstos me votaran…¿para qué quiero a Podemos?»

Con escasa diferencia horaria, Pedro Sánchez sale esplendorosamente fotografiado mientras enlaza sus manos con las de Díaz y López. Por cierto, recuerdo en estos momentos, que en fechas anteriores, P. López, con certero conocimiento, le decía a Sánchez: «¿pero tú sabes lo que es una Nación?» En aquel instante, con el desconocimiento propio de su condición personal, no le supo contestar. Quizá hoy, cabría que pensase: «Ahora os jodeis. La Nación soy Yo»

Lo notable de Sánchez es que a lo mejor sueña que sus 74.000 espartanos patrios le llevan a su añorado Paraíso,La Moncloa triunfante y presidencial. Antes de que le fotografíen en ese Palacio del Poder, tendrá que meditar que España, su Nación, tiene 46 millones de almas, de los que forman parte sus acérrimos 74.000 mil, que Iglesias le va a bailar hasta con su sombra, que en su partido los zarpazos van a ser tan ocultos como tan ciertos y le harán saltar más que en el baloncesto, que Rajoy es como un junco que se dobla pero que no se rompe y que jamás podrá vencerle en unas elecciones democráticas y que a los secesionistas les importa un rábano su persona pero que le ayudarán a ser el monigote vestido de frac que les interesa para conseguir sus objetivos, Todo esto y mucho más, puede que le enseñe a saber lo que es una Nación.

Completamos nuestro fiel álbum hispánico, con una instantánea real de aparente cordialidad, en la que doña Letizia mira sonriente a su suegro ante la perspicaz mirada de su marido. Estamos seguros de que ellos sí saben lo que es una Nación y José Luis Corcuera también.

De cualquier forma y ante la incertidumbre…siempre nos quedará Paris.

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