Sin una buena educación no hay futuro. En esta España actual, los jóvenes acceden a la universidad sin haber leído ni línea de Miguel de Unamuno, por ejemplo.
O con una extraña idea sobre la historia de su país; cuando no radicalmente falseada. Son apenas dos indicadores del resultado de un sistema educativo que enseña a leer, pero no a seguir leyendo.
Tenemos muchas reformas pendientes, pero las más trascendentes y urgentes son las de la Justicia y la Educación. Esta última es la que nos ha de permitir ofrecer a los ciudadanos una vida mejor y la oportunidad de dar un salto social.
Pocos trampolines más sólidos que el conocimiento. Me preocupa esa izquierda empeñada en modelar jóvenes ignorantes, a los que se les condena a la esclavitud, cuando se sabe que es el camino de la formación el que impulsa hacia la cima de la libertad. PISA ha vuelto a sacarnos los colores.
Todavía hoy no hemos sido capaces de mejorar el modelo educativo de Maravall. El problema no es el presupuesto, es el modelo.