Santiago López Castillo

Rajoy, un incapacitado

Rajoy, un incapacitado
Santiago López Castillo. PD

Haga lo que haga, es un ser inservible. Me guío por los varemos, encuestas y demás sondeos que son a cual más interesados. Es un buen entretenimiento. Tanto que los autodenominados «escritores» podrían sacar un libro con este título: «Rajoy, un perfecto inútil». Y este sumario: «Todas las descalificaciones, recopiladas en este volumen».

La última colleja se la ha dado «El País», qué raro, al que tanto ha ayudado el presidente del Gobierno, ¿verdad, Juan Luís? (Cebrián, se entiende). «El 77 % de los españoles considera que Rajoy ha gestionado -y está gestionando- mal el problema catalán. Si su subalterna -Soraya Sáez de Santamaría- mantiene negociaciones con los independentistas, llámeseles traidores, es una mentecatez. (Calificativos hay a raudales pese a que la acción de gobierno no se detiene). Pero a uno de los ocurrentes plumillas que hablan porque tienen boca se le ocurrió llamarle «vago» y no hay cronista parlamentario que no se apunte al calificativo. Aquí pasa algo igual que en las crónicas deportivas: los palos deben ir dirigidos a los poderosos, como los impuestos a los ricos que claman los podemitas, porque criticar al Mollerusa, que tiene cuatro socios, no tiene gracia.

Capítulo aparte podría ser la cadena Intereconomía, que basa su programación en dar leña al PP que es débil y de goma. Brillante razonamiento, que se rubrica cuando esta cadena, calificada de fachosa, reconoce su bobalicona crítica al Partido Popular porque el Gobierno no les subvenciona sus instalaciones con publicidad estatal y luego pasa la gorrilla para sobrevivir en aras de la libertad de expresión. ¡Para seguir hostiando al PP! Jo, el Julio Ariza, al que creo que conocí en el viejo «Cambio 16», donde yo hacía las grandes entrevistas políticas. Son personajes que un día son periodistas y otro, empresarios o zascandiles. Todo sea por la libertad de expresión, a la que se refirió Cervantes que englobó -como se debía hacer- a los animales.

Para regocijo de jueces y magistrados, Mariano Rajoy, al que sólo le falta la Crucifixión, pasará por el cadalso. Condenado a la «pena del telediario», irá a declarar a
pelo y a pluma. Los magistrados son de distintos colores. Principalmente, de izquierdas. Que si jueces para la democracia, progresistas-izquierdistas menos repartidores de justicia. No contentos con llevar a Rajoy de testigo a la Audiencia Nacional (Gürtel), los jueces, quieren que haga «el paseíllo». Que sea un Urdangarín cualquiera bajando la rampa del escarnio o lo que es igual, la «pena del telediario». A pata. Nada de «plasmas» o video-conferencias con que se han venido mofando los colegas sectarios anti-PP.

A la brisa de que todo lo que venga del Partido Popular es corrupción, los jueces -entre los que, me dicen, está el sindicato de la Guardia Civil- han emprendido una batalla impía contra la formación del Gobierno. Para llegar al aserto de Quevedo:»Donde hay poca justicia, es grave tener razón».

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