La Marea de Pérez Henares

Menos velas y más cuajo

La británica May ha reconocido, al rectificar, algo que ni ella ni casi nadie de los próceres europeos ha querido reconocer hasta ahora y que, es más, se ha retorcido y tergiversado con fruición: Europa ha sido estúpidamente tolerante con el extremismo islámico. Maniatados por el agitprop tontiprogresista, cargado de complejos, supuestos pecados originales y justificaciones de los criminales aquí se ha comenzado por venir a decir casi que la culpa de que nos maten es nuestra ( El televisivo señor de las anchoas, Revilla lo recacareó ayer mismo por twitter, que es donde ahora se “papagayea”) y se concluye tras los atentados brutales en que con lo que debemos tener mucho cuidado es con la “islamofobía”. Todo ello aderezado con la recomendación de la mejor manera de defendernos, la que supera los parámetros aceptables por el buenismo, es poner velitas.

Pues no. Ha tardado la inglesa, pero nunca es tarde para corregir y decir basta a lo que no se puede seguir consintiendo. No se puede ser tolerante ni con los terroristas, ni con los extremistas que los flanquean ni con quienes los cobijan. No puede permitirse que campen a sus anchas, ni que la respuesta única y posible es dejarlos medrar y extenderse. El combate policial pero también de la sociedad democrática y civil, que va a ser duro, cruel y largo, ha de retomar esas premisas. No es por ello de recibo que unos tipos que se hayan ido a sembrar el terror a Libia, Siría o Irak vuelvan aquí sin más. En el Reino Unido hay 300. La formula legal habrá que encontrarla, y rápido, porque ante todo está el derecho a la vida y que se proteja debidamente y en todo lo posible pues, bien claro está, que ellos tienen como objetivo prioritario es segar el mayor número posible. No es tolerable que haya gentes predicando, adoctrinado a todo el que pueden y por el medio que sea para que se conviertan en terroristas.

Pero hay más y sin llegar a esos extremos de lo sucedido en Londres, donde los tres asesinos eran bien conocidos y habían sido denunciados, hay sarpullidos que debemos responder y desterrar con contundencia. Lo del “estudiante” marroquí, con antecedentes previos y en parecido sentido, irrumpiendo en una iglesia vallisoletana, vociferando amenazas, agrediendo e impidiendo una boda, es para mirárselo. Está detenido aunque no se si habrá sido ya puesto “en libertad con cargos” y la pregunta es ¿Pero aún sigue en España?.
Nuestra policía trabaja bien en este sentido y con resultados positivos, aunque bien sabemos que es un imposible la seguridad cien y que lo que sucede en Paris, Estocolmo, Berlín o Londres, que parecemos haber olvidado que lo más sangriento lo sufrimos aquí un 11.M, casi doscientos muertos, no lo volvamos a sufrir en cualquier momento. Pero hay que poner todo de nuestro lado para que no suceda y para enfrentarlo. La colaboración de la sociedad civil es esencial, el que la tolerancia sea cero contra los terroristas y sus cómplices ese terrorismo una necesidad y el que la población musulmana se implique en ello algo imprescindible y exigible. No pueden mirar para otro lado.

He leído atentamente los comunicados de sus representantes. Claros, sin ambages y contundentes. Pero hay que dar más pasos. Y están bien claro cuales. Como esa imagen que espera Europa y en especial esas ciudades ferozmente golpeadas: una masiva manifestación musulmana contra quienes utilizan su fe como enseña para sus matanzas. Tenemos que verles y oírles junto a todos los que vivimos y convivimos si es que quieren vivir junto a nosotros y al amparo de nuestras constituciones, derechos y leyes. No dudo que la inmensa mayoría está en ello ni olvido que son musulmanes a lo ancho del mundo los que mas sufren la vesania y más sangre vierten derramada por los fanáticos integristas. Esta batalla se la debemos ganar juntos.
Porque en lo que no quiero convertirme es en parte de un rebaño ovino y asustado, que acaba, preso del pavor al “lobo”, aunque no aparezca y que baste con algo que se parece a un aullido, para que se desate el pánico y acaben con ovejas asfixiadas las unas por las otras en un montón suicida. Esas alucinantes imágenes de Turín eran exactamente lo que semejaban.
Esto va a ser terrible. Quien no lo sepa es que está ciego. Y será largo. No hay que acostumbrarse, como predican algunos “expertos”, hay que prepararse para resistir y vencer. Tenemos que ir pensado en menos velas y más cuajo.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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