Julia Navarro

¿Y qué se puede hacer?

¿Y qué se puede hacer?
Julia Navarro. PD

El debate está servido a raíz de los últimos atentados islamistas porque muchos ciudadanos se preguntan, y con razón, como es posible que se produzcan tantos fallos por parte de quienes tienen el deber de proteger a la sociedad.

Y es que se viene repitiendo la noticia de que muchos de los islamistas que perpetran atentados, como el de Londres, París o Manchester, o los de otras ciudades, estaban «fichados» por los servicios de seguridad y sin embargo estos no habían considerado suficientemente su peligrosidad.

La respuesta es difícil de digerir pero la única razón es que no hay seguridad perfecta y menos cuando se trata de combatir a los islamistas radicalizados. No siempre es posible prever el día, el momento, en que estos individuos van a salir a la calle dispuestos a inmolarse pero eso si matando a su vez.

Afortunadamente en los países democráticos no se puede detener a alguien por el simple hecho de que se sospeche que lo mismo se está radicalizando, si no comete ningún delito no se le puede detener. Es decir no se pueden llevar a cabo detenciones preventivas porque eso supondría quebrar la esencia del Estado de Derecho. Pero si por una parte tenemos que asumir que la seguridad perfecta e infalible no existe por otra los ciudadanos tenemos derecho a exigir a los gobernantes que los servicios de inteligencia y de seguridad ciudadana que revisen sus protocolos de actuación y analicen sus propios fallos y la manera de evitarlos. Resulta incomprensible que en la mayoría de las ocasiones los autores de las masacres sean individuos investigados por los servicios dé seguridad pero que estos consideres a estos individuos poco peligrosos. Es un sarcasmo difícil de digerir. Como lo es que las fuerzas de seguridad italianas avisaran a sus colegas británicos que uno de los asesinos de Londres, de padre marroquí y madre italiana convertida al Islam, era un sujeto peligroso. Es evidente que las fuerzas de seguridad británica no debieron considerar relevante esa información.

Sin duda es necesaria una mayor coordinación entre los servicios de inteligencia de todos los países democráticos, y sobre todo que haya analistas capaces de desmenuzar la información de la que disponen para afinar en los protocolos de seguridad e intentar evitar que atentados como los que se acaban de perpetrar en el Reino Unido.

La Unión Europea debe de arbitrar medidas para que esa colaboración no sea papel mojado. Es más necesario que nunca que los países de la Unión y sus aliados trabajen de forma coordinada y conjunta.

Y también se debe de abordar una reflexión colectiva y serena sobre porque individuos que viven entre nosotros, que incluso han nacido en nuestros países, nos consideran sus enemigos hasta el punto de convertirse en unos asesinos.

Ese es un debate que no se puede soslayar y que hay que hacerlo sin trampas, es decir, con sinceridad, sin buenismos y sin ese miedo a ser políticamente incorrectos.

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