Laureano Benítez Grande-Caballero

Magia, payasos: venta de petardos todo el año

Magia, payasos: venta de petardos todo el año
Laureano Benítez Grande-Caballero. PD

Con mucha frecuencia, las verdades más excelsas no requieren para su explicación sesudas parrafadas ni farragosas disquisiciones, ya que, en muchas ocasiones, basta un chispazo de iluminación concentrado en muy pocas palabras para desentrañar los entresijos de las más complicadas marañas, sean éstas de la temática que sean, sean cuales sean los ámbitos a que se refieran.
Este relámpago iluminador puede surgir de la manera más imprevista, en cualquier momento, espoleado por detalles aparentemente insignificantes.

Cerca de donde vivo, hay una fábrica de pirotecnia donde se puede observar un cartel permanente que dice lo siguiente: «Venta de petardos todo el año». No tardé ni medio segundo en asociar la metáfora «petardos» como la más expresiva a la hora de calificar el engendro podemita, aunque desde un punto de vista cómico, pues, si nos ponemos serios, esta tribu se merece calificativos mucho más contundentes.
¡Eureka!, como dijo aquel sabio heleno: ahí lo tenía. Voilá, porque no es posible definir con menos palabras la inefabilidad de una caterva tan inepta y mentecata como la de los podemitas.

La he calificado con multitud de epítetos, y estoy al tanto de los que le han dedicado algunos columnistas, pero me rindo ante la tremenda expresividad del término «petardos».

Y todo el año, para más inri, pues tal es la ominosidad de su presencia en tertulias y redes sociales. Son puros petardos, fuegos de artificio, que viven de sus efectos especiales, de hacer ruido para asustar al personal, ruido que muestra a las claras el cósmico vacío que los habita.
Su pléyade de dirigentes es de una ineptitud patética, que igual les lleva a patentar semáforos inclusivos que a autobusear los rostros de todos aquellos que les caen mal; que del «despatarre» les lleva a meterse con las misas de la Segunda Cadena de televisión; que de escrachear al Congreso en pleno les lleva a una moción basura. Ahora bien, ¿alguien puede decirme sobre una medida concreta que estos petardos hayan hecho para mejorar la vida de los ciudadanos, al margen de chorradas y payasadas, de grotescos «chous»?

La última es que andan despreciando los dineros que Amancio Ortega quiere donar para la lucha contra el cáncer. ¿Serán hipócritas estos mentecatos, que reciben a manos llenas sin pestañear los dineros de dictaduras como la venezolana y la iraní, y luego se rasgan las vestiduras porque un multimillonario español que ha creado miles de puestos de trabajo quiere hacer un acto de filantropía?

¿Serán hipócritas, que hablan de rescatar a «la gente» y luego les importa un pimiento la salud de los afectados de cáncer? ¿Serán petardos, que llaman asesino a Amancio Ortega, mientras que califican de sindicalista al Bódalo, y hombre de paz al etarra Otegi?, Aquí tenemos un ejemplo prístino de petardazo, de execrables fuegos artificiales con los que buscan salir en la foto, sabedores de que van a dejar a sus ovinos seguidores con la boca entreabierta.

Llevan dando petardazos -y quién sabe si también «gatillazos»- desde que surgieron de sus madrigueras sulfurosas, pero elque dieron en la moción de censura contra Cifuentes fue de traca. Y todavía se superarán en la moción contra Rajoy.

Y como estoy francamente inspirado -o quizás sea que estoy de suerte- también he encontrado al lado de mi casa otro cartelito sugerente, que en una especial revelación me ha transmitido su magnífica enseñanza sobre las hordas podemitas. El cartelito dice: «Magia. Payasos». Formidable, ¿no les parece?

Dudo que haya una manera mejor de explicar la alucinante actuación en la vida política española de estos personajes chiripitifláutikos, que cuentan entre sus filas con Moneyderos, Errejones, Monteros, Espinares, Bódalos, Turriones, y un largo etcétera, expertos en Magia Potagia, magia mediante la cual -utilizando el poder mágico y prestidigitador de los medios de comunicación a su servicio- de ser criaturas de los estanques y los patios maravillosos han pasado a convertirse en principitos rojos que nos rescatarán de los brujos azules del facherío derechoso, y nos llevarán -revolución mediante- al paraíso de los proletarios. Pim, pam, pum…

Si, es una magia asombrosa que estos prestidigitadores de la nada hayan conseguido engañar con sus mentiras, petardazos y payasadas a 5 millones de españoles, haciéndoles creer que la España bolivariana con la que nos quieren destruir se transmutará -por arte de magia- en una Jauja maravillosa, en una Arcadia feliz atiborrada de cornucopias, cuya inauguración tendrá lugar -¡oh, maravilla!- entre petardos, magos y payasos.

Porque si juntamos petardos, payasos y magia, ya tenemos los ingredientes para una fiestorra de campeonato, que podría llamarse la kabalgata del «orgullo podemita», que podría incluir algún autobús reivindicativo en vez de carroza, el cual podría ir muy bien homenajeado por una banda musical de perroflautas, y una comparsa sexy -con perdón por el machismo- de feminbolleras y femenvestales.
Kabalgata, circo, Parke de Atracciones… O sea: Disneylandia.

Se venden petardos, magos y payasos… ¿Quién los quiere comprar?

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