Santiago López Castillo

El odio vil y civil

El odio vil y civil
Santiago López Castillo. PD

Esta es la enésima columna que escribo sobre el odio, la aversión que se está desatando en nuestro país con la fuerza de un ciclón. Muchos habrán exclamado -al conocer la noticia en black- que se joda. A un servidor lo que le jode es que el muy ladino matara a los animales con pólvora del rey. El resto de las tarjetas «en negro», para putas y coca, punto, com. Que ya lo saben en Europa y se ponen de polvos -ellos también- hasta las cejas. El caso Blesa me ha conmovido. No por su hecho político-social, que también- sino por la trágica comedia de la vida.

Pero, si se me permite, vayamos a las raíces de la tierra: España. La izquierda radical, agitada por los perro-flautas- no cesa de remover la guerra. La que no han visto ni por el forro y menos leído. Cuentan que un forastero preguntó por la calle del Generalísimo en una ciudad de Galicia:

– ¿La calle del Generalísimo…?
– No existe, murió con el dictador -acuñó el mozalbete.

Y así siempre. Es una retahíla con que nos han obsequiado -y no pararán hasta
que España sea republicana- estos tirillas y mal hablados que son esta pandilla de asamblearios que no saben nada más que berrear, con perdón de los mamíferos y cuernas sonoras. De estas chusmas se ha hecho amplio eco el populacho. Que en cuanto hay una audiencia en la Audiencia Nacional, ya están a grito pelado con lo de «¡asesinos!», «ladrones!» ¡»fascistas!…», cómo no. Y el griterío se calienta. ¡Crucifícalo!

Bajan las mochas para entrar en el coche policial. El más humillante fue cuando introdujeron a Rato en el vehículo sin saber, en un primer momento, el porqué de su detención. Era -es, y seguirá siendo- la pena del telediario. Hasta que la muerte os separe. Como sucedió con Rita Barberá y algunos alcaldes peperos de Aragón y Valencia. Pensé en la regidora de la capital del Turia a la que se le saltaron los plomos cuando me enteré de la muerte de Blesa, que los medios bellacos de izquierda, aun en este trance, vincularon a Aznar. (Sólo el ex presidente, que sufrió un atentado cuasi mortal y Rajoy, al que le dieron dos hostias en su tierra natal, han hecho gala, por así decirlo, de su paciencia anti-belicista).

Convendría que mis colegas -denominación generosa con ellos- recapacitaran con sus actitudes bélico-informativas. La 4, 5 y sexta, mambo, son los referentes de este periodismo «amarillo», que se vende en los chinos, y del que no se sustrae TVE y eso que -dicen- el canal público está regido por el PP y una eme. Los políticos, pena, penita, pena, están atados de pies y manos porque enseguida llegan los jueces enarbolando la bandera blanca de la libertad de expresión.

Cuanto más conozco a los hombres más quiero a los animales, incluidos los rinocerontes y tapies que abatió Miguel Blesa, presidente de la Caza Mayor de Madrid.

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