QUERIDO Oriol: crece la admiración ante tu buen criterio y el extraordinario plan que impulsas para Cataluña. Los viejos romanos del imperio ya denominaban Hispania a lo que hoy se llama España.
Pero yo opino como tú: todo indica que César Augusto, Domiciano, Trajano y Marco Aurelio eran una panda de franquistas recalcitrantes (seguro que Ada, que es muy estudiada y casi logró acabar Filosofía, también está de acuerdo).
Luego llegaron los visigodos, y los árabes, y más tarde hubo reinos de Castilla, Aragón, León, Asturias, Galicia, Navarra… pero, vaya por Dios, lo único que no consta son los reinos de Euskadi y Catalunya. Pero nada, yo contigo: somos una nación milenaria, que ya hacía castellets en la era de los velociraptores. También concuerdo en que la pertenencia a España ha machacado a Cataluña.
Hay cosas raras: siempre ha sido la región más próspera del país que la torturaba y otros españoles empobrecidos se veían forzados a emigrar allí en masa; el diabólico «Madrit» le regaló en el XIX la bicoca del arancel del algodón, que convirtió al resto de España en un mercado cautivo del textil catalán, una prima colosal, pues no había entonces industria más importante que la algodonera, pronto matriz de otras.
La discriminación positiva continuó con Franco -jaleado por la burguesía catalana- y también con la democracia (sector eléctrico, todas las financiaciones autonómicas a su medida, Juegos Olímpicos, inversiones sin cuento…). Pero yo no me dejo engañar, porque tú me has abierto los ojos: España nos roba, y además son unos quinquis cetrinos.
El idioma más hablado en Cataluña es el español, el 36% de los catalanes no han nacido allí y raro es quien no tiene ancestros de otras regiones españolas. Pero estamos contigo, campeón: a estas alturas del siglo XXI, lo moderno, lo que mola, es la xenofobia, el asco al vecino de siempre. Se acabó lo de tener de compatriotas a seres chungos como gallegos, extremeños, andaluces, murcianos…
El futuro es formar nuestra República a la brava, pisoteando las libertades democráticas con un golpe sedicioso para formar una nueva Albania, expulsada de la UE y encabronada con su principal mercado (el resto de España). Va a ser una maravilla que los millones de ejecutivos que viajan a hacer negocios de Barcelona a Madrid, y viceversa, pasen a ser extranjeros porque a ti te ha dado el punto. A los catalanes les va a encantar que ya no exista el derbi Barça-Madrid y pasar a jugar la Premier of Catalonia, con el Mollerussa y el Palamós.
O saber que el Prado, la Alhambra, la catedral de León, la torre de Hércules, los Picos de Europa, Picasso y Cervantes ya no son tesoros suyos, sino maravillas extranjeras; y ver como la deuda pública de la nueva República recibe la calificación de «Estricnina» en Moody’s; o como los ahorros en el BBVA y el Santander pasan a estar en bancos foráneos; o como la flamante República, insolvente, es incapaz de pagar sus pensiones y los servicios sociales.
Adelante, Oriol, que seguro que los convences. No creo que exista un solo catalán que no esté deseando ser más pobre, renunciar a sus libertades y sumarse a tu fanfarria xenófoba y totalitaria ¡Un planazo!.