Santiago López Castillo

Embustero o cojo

Embustero o cojo
Pedro Sánchez, puño en alto. EP

Bien dice el refranero español que antes se coge a un embustero que a un cojo. Sánchez ya está instalado en la mentira. Pero también cojea. Hacia la izquierda, claro. Juró y perjuró que nunca haría tejemanejes con los podemitas y a la mínima ya está dándose el pico con esta canalla que nos regenerará la tierra para ellos gozarla a su antojo. De modo que, vedlos, juntos, en comandita, dándose el pico por los votos, compañeros, uníos.

Menudo es el tal Page. Lo que dista de cuando era el secretario (reitero lo de secretario) de Pepe Bono y le llevaba la cartera y los donuts a su selecto amo, el de la pampa castellano-manchega. Pues ya están ahí, codo con codo, empinando las prebendas y brindando con el Stphen Hawking español. ( Joder, cómo se ha puesto el egregio toledano con la buchaca, la que se ve y la que se adivina en la entrepierna). Me refiero al físico y químico volumen de panceta y magro chorizo.

El PSOE, que miente más que habla, ya está, pues, dándose el pico con los podemitas. Y eso que el guaperas juraba por sus muertos que jamás se coligaría con los marxistas -leninistas. Vamos, a la mínima. En su frente le restalla el nombre de Rajoy, no es no y tiro porque me toca (también vale la de postas). Y, en un alarde de austeridad, este dúo de la bencina «regeneracionista» de boquilla (Costa al lado de ellos era una piltrafa) blinda a sus propios y extraños con sueldos suculentos por si deciden volver a la Administración, la que los socialistas crean y se nutren de ella. ¿Alguien recuerda los cargos que ostentan las pajines y las bibianas por su inutilidad manifiesta?

Sánchez, pues, va a ensayar, con letra y música, la sinfonía de la moción de censura. Obvio resulta decir que está loco por la música. Dice que seguirá las directrices de Rajoy en la «desconexión» de Cataluña y a la mínima le traiciona. Es lo que el botarate socialista llama política de Estado. Qué tío. No nos engañemos: Sánchez anhela la destrucción de España. Le ha entrado la perra -con perdón de los canes- del federalismo que proporciona menos libertad que las autonomías. Se ve triunfante. Homérico. Imperator. Pero no conoce la Constitución ni por el forro.

Qué triste es recordar, por ejemplo, al venerable José Prat o a José Federico de Carvajal, protagonista sin quererlo de la gestora del PSOE cuando el abandono de Felipe González, y no a este botarate llamado Sánchez como mi primo de Talavera, salvando las distancias, en favor de mi familiar, naturalmente.

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