Eleonora Bruzual

Venezuela destruida y a la deriva

Venezuela destruida y a la deriva
Miembros de la Guardia Nacional Bolivariana reprimiendo a manifestantes opositores en Caracas. VZ

Muchos son los que en esa plaza extraordinaria que es twitter y a la que acudimos un sinnúmero de seres en todo el mundo, y más de 6 millones desde Venezuela, estamos pendientes de la tragedia que vive este país antes conocido por sus mujeres hermosas, la bonhomía de sus nacionales y las inmensas reservas petroleras que le hacían el quinto país exportador de petróleo del mundo, con la primera reserva más grande de crudo pesado. Twitter convertido hoy en Venezuela en la gran tribuna de opinión libre en un país donde la libertad de expresarse y opinar murió junto con tantos otros derechos hoy inexistentes.

 

Twitter informando al mundo lo que padecemos ya que casi no quedan Medios de Comunicación para mostrar lo que nos sepulta la vida y la esperanza. Donde es imperativo decir lo que muchos conocen pero callan, lo que se sabe pero se esconde… Porque, ¿qué somos hoy? Hoy somos una tierra arrasada en la cual, como fantasmas, deambulan por ella cientos de miles de hambrientos hurgando en las basuras o extendiendo sus manos mendicantes para poder comer algo. Hoy somos el pellejo de lo que fue un país con una democracia que perduró por décadas y que una isla mazmorra tiranizada por sátrapas pudo por la traición de un tropero felón -Hugo Chávez- hacerse de sus recursos, invadirla y saquearla además de imponerle la misma espantosa represión y la ruina y el terror como mecanismo de dominación.

 

Somos inmenso cementerio no solo de cadáveres, también de sueños, de esperanzas. Somos lugar de despedidas desgarradoras, familias desmembradas, éxodos desesperados frente a una tragedia que beneficia a los narcojerarcas del régimen y a un mundillo que se nos presenta como opositor a la narcotiranía pero efectivamente opositores también al desesperado grito libertario de una ciudadanía que ya no puede más. Ciudadanía que ha enfrentado por lustros al castrochavismo y que integran estudiantes, profesionales, amas de casa, jubilados, empresarios y políticos. Cientos de miles de demócratas que han arriesgado sus vidas en marchas y protestas iniciadas desde aquel 27 de agosto de 1999 cuando en las instalaciones del Congreso de la república se originó el primer enfrentamiento entre chavistas y opositores al darse la ocupación del edificio del legislativo por integrantes de aquella naciente Asamblea Nacional Constituyente controlada casi en su totalidad por el oficialismo versus diputados y senadores del todavía existente Congreso de Venezuela con su mayoría opositora.

 

Enfrentamientos como los de aquel inicio del año 2001 y su inolvidable ¡Con mis hijos no te metas!, pasando por otros hasta llegar a los de este año 2017, donde la mortandad de inocentes vuelve a ser el estilo que impone la furia asesina de los castrochavistas. Víctimas tan inocentes como las de aquel terrible suceso de Puente Llaguno (11 de abril de 2002), o del zarpazo propinado durante los acontecimientos del año 2014. Mortandad actual que ya suma más de 158 asesinados en 142 días de protestas.

 

Tierra arrasada, ensangrentada y quebrada. Versión actualizada de la repugnante tiranía cubana, donde una ciudadanía cada vez más empobrecida ve inerme como se convierte en sierva, como la gran preocupación pasa a ser cómo huir si desde 2014 a 2015 salieron del país Air Canadá, Aeroméxico, Alitalia, Lan, Tam y Gol (Brasil), Tiara (Aruba), en 2016 Dynamic y Lufthansa y este año United, Delta y Avianca. Que las que quedan recortaron sus frecuencias y rutas, caso American Airlines, TAP, Air France e Iberia. Que los pilotos de Copa y Air Europa, piden suspender vuelos con pernocta en Venezuela (ya lo hizo Iberia que trasladó su pernocta a Santo Domingo) o permitirles dormir en otro país ante la aterradora escalada de violencia que hace de Venezuela uno de los países más peligrosos, con 21.752 homicidios en 2016, una tasa de 70,1 por cada 100.000, nueve veces mayor al promedio mundial.

 

Lugar donde si no te mata un guardia nacional o un hampón, mueres de mengua porque ni siquiera antibióticos hay. País en el cual una oposición más que cuestionada legitima a la narcotiranía al ir a elecciones regionales con los mismo actores del fraude constituyente del pasado 30 de julio. Tierra invadida de iraníes, de chinos, de terroristas y que los cubanos castristas tomaron hace lustros y son realmente quienes mandan, aunque esa invasión no le resulte incomoda a tantos que histéricos gritan contra el presidente Donald Trump y su advertencia de acciones militares que saquen del poder a los responsables de esta tragedia.

[email protected] / @eleonorabruzual / www.gentiuno.com

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