José Luis Suárez

Desconexió: Con deslealtad y felonía…

Desconexió: Con deslealtad y felonía…
La ex presidenta del Parlamento catalán, Carme Forcadell. CT

Con motivo del tremebundo ataque a Cataluña perpetrado por un grupo terrorista del Estado Islámico, hemos asistido al emocionado y masivo acto de solidaridad que se ha dado en todos los sitios del territorio nacional de España, «patria común de todos los españoles», como proclama la Constitución que a todos los pueblos une.

Cuando hemos sido testigos del espectáculo de unánime repulsa al terror de los asesinos violentos de Isis, apiñándonos en un acto de confraternidad en la Rambla de Cataluña y en su Catedral, con réplica en las plazas, ayuntamientos e instituciones del Estado, para compartir sentimientos de amor patriótico, también hemos atisbado el rompimiento de la unidad de duelo cuando, allí, en el momento del memento sacro, se avizoraba la espuria añagaza de la traición, arropada bajo aquel encuentro de concordia.

Porque ya había, y hay por desgracia, un proceso felón y alevoso de ruptura, no de «los catalanes» respecto de España, sino de algunos representantes insensatos del Gobierno y el Parlamento de Cataluña, que, no siendo la mayoría de su población, sino que incidentalmente «manejan la democracia» sin importarles «el interés general», buscan, por majadera ideología, la secesión, no teniendo en cuenta las consecuencias de tan nefasta decisión.

«Es una cuestión de carácter -decía Jaime Balmes, el filósofo catalán del buen sentido (el seni)- el afrontar la realidad social, política o religiosa, con la debida sensatez». Pero los políticos de «la desconexió» están faltos del criterio balmesiano ¿Los veis? Se observa en sus miradas taciturnas, en su doblez traicionera, en sus desplantes sobrados de nervosidad ansiosa, en sus bravatas insultantes y miserables: Son Joan Tardá, Gabriel Rufián, Anna Gabriel, Alfred Bosch, David Fernández, Tomás Sellés, Roger Castellanos…, que no son los representantes dignos de una Cataluña emprendedora, progresista, de alta cultura…, que no representan con dignidad a la mayoría del pueblo catalán. Y todos ellos se decantan en el seguimiento del termino más extremista y radical: La CUPER.

Es noticia de última hora: «La CUP no felicita a los Mossos, y los acusa de «ejecución extrajudicial» por abatir a terroristas armados» (Ok Diario 8/09/2017/14:36) ¡Es el horror ante el terror! Nunca Marx participó de tal insidia. El radicalismo, arteramente manifiesto en la CUP, es asimilado mentecatamente por el interés particular de los demás partidos que conforman la mayoría del Parlament catalán.

Esa es la perfidia que se palpa en los gestos del sectario Puigdemont, y en la semisonrisa sonrojada de Junqueras, y en el rostro cariacontecido de la activista -presidenta de la Mesa del Parlament, a la que Vicepresidenta del Gobierno de España, Soraya Sáenz de Santamaria ha caracterizado: «Bajo el mandato de Carme Forcadell, Presidenta de la Mesa del Parlament, ha muerto la democracia».

Estos son los que, con la ayuda inestimable y furibunda de la CUPER, están precipitando al abismo al pueblo de Cataluña, «una nación dentro del estado español», como la definió Josep Tarradellas, y que se compartan como «golpistas» de un juego de boxeo estúpido, que les conduce al grogui.

A estos y sus colaboradores responsables, los ha acusado el Fiscal General de Estado, imputándoles «desobediencia», «prevaricación» y «malversación de caudales públicos». Y ello porque su torpeza es ilegal. Lo ha dicho Mariano Rajoy: «Lo que no es legal no es democrático».

Y la conclusión la ha apuntado el Presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani: «Toda actuación contra la constitución de un Estado Miembro de Europa, significa ir contra la Unión Europea».

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