La estrecha, la ancha,
la curva, la recta,
la pobre y la rica…
la calle es de todos
los que la transitan.
No hay mejores modos
de asentar los pies
-amén, sí, amén-
desde que los hombres
-mujeres también-
¡oh!, se enderazaran
por primera vez
arriba la sién.
La calle es de todos
y no de la CUP
pro independiente
en exclusivista
manera de ser…
pues nos pertenece
por el solo hecho
de andarla y mirar
los escaparates
y los disparates
que en ella suceden
por casualidad.
En la calle, amigos,
se halla la hermandad
de todas las razas
de la humanidad:
las chinas, las indias,
las blancas, las negras
las cobrizas , ¡guay!
y las que me olvide
de significar
en esta retahíla
que, seguro, es más.
Así que atención:
presta la cabeza,
presto el corazón.
Que nadie se salga
de la contención.
Vamos a querernos,
vamos a fundirnos,
vamos a juntarnos
en un solo afán:
Para todos… ¡Paz!