Salvador Monzó Romero

Del viento de levante al ábrego

Del viento de levante al ábrego
Salvador Monzó

I.- (Escrito hace una semana).

Me juego lo que queráis que esta panda
De forajidos independentistas
Duerme en la cárcel como la ley manda,

Por necios ellos y ellas por listas,
La cama dura y fría la sopa,
Que es lo que logran los soberanistas

Por tercos atacar a quemarropa
La indisoluble unidad de España:
-Suena a aquello de ¡joder qué tropa!;-

Visto cómo abunda tanto la saña,
Quien sabe más por viejo que por diablo
Y que no le va mal el dar caña,

Se pregunta si sólo en un establo
O una pocilga cabrá tanto chivo
Cornudo y tanta cerda… No hablo
Más, y con esto acabo este retablo:
¡Pronto cada mochuelo a su olivo!.

 

II.- (Escrito esta madrugada).

A los «cagoners» les priva,
¡Joder!, de en cuando en cuando,
Exhibirse como víctimas;
Si les cargaran el iva,
Con el «ordeno y mando»
De la Hacienda, otras líricas
Cantarían los adictos
A la absurda pendencia
De avivar los conflictos
De eso de la Independencia;

Como se encuentran a gusto
Defecando todos juntos
En el mismo orinal,
No hay quien les mueva el busto,
Y cerca de ser difuntos,
Esto ya huele fatal;
Si no se levantan pronto
Y en él siguen con orgullo,
No obtendrán otro monto
Que acabar en el trullo;

Pero eso de que un día
En un rincón o una plaza
Les levanten una estatua,
Recordando su porfía
Por enaltecer su raza,
Eso, ¡coño!, es de fábula;
Tirar más del repertorio
Tan abundante de tacos
No hay porqué, pues es notorio:
Más que víctimas,… ¡son cacos!.

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