El sábado, respondiendo a la no respuesta de la Generalitat, el Gobierno ha activado el 155 de la Constitución. Menos mal, ya era hora, pero más vale tarde que nunca. Esperemos ahora que no nos pase lo que a muchos nuevos ricos con la lotería, que en poco tiempo dilapidan su suerte, para volver a estar como estaban.
La reacción entre los principales afectados, los catalanes ha sido la esperada. La mayoría no secesionista, las dos terceras partes, ya han agotado los décimos del 155 para Navidad, esperando por lo menos la pedrea. La minoría separatista se ha echado a llorar en plena calle, los reportajes gráficos lo recogen.
En cuanto a los políticos, lo primero recomendarle a la Fregona (no la Ilustre), que dado que trabajaba de periodista, repase un poco los diccionarios de la lengua, le vendrá bien cuando retome su profesión, después de salir de la cárcel, saber lo que significa democracia, legalidad, mayoría, lealtad, estado de derecho etc.
Su antecesor en el cargo ya ha lanzado la amenaza (al igual que él), diciendo que nadie se crea que los catalanes se van a quedar con los brazos cruzados. Hay que agradecérselo, así tendremos que ampliar las cáceles y se fomentará el sector de la construcción. Un Estado de Derecho no puede tolerar amenazas chulescas.
El tercero de a bordo de los morados se manifiesta «en shock por la suspensión de la democracia y la autonomía en Cataluña». Tiene fácil solución, ya que es originario de otro país, del que conserva la nacionalidad, que se vuelva a él. Demuestra que, aunque todo a lo que ha llegado en la vida se lo debe a España, desconoce un viejo dicho español, «es de bien nacidos ser agradecidos», y trata de destruirla. Además, en su país de origen, podrá enseñarles a las mujeres el respeto que les tiene, cantándoles la melodía insignia de sus juergas «La Minga».
El primer partido de la oposición ha apoyado la medida, esperemos que no sea por oportunismo, y pase de alguna forma la factura en otros temas.
Supongo que el Presidente no olvidará sus palabras, «no puede haber un territorio donde el Gobierno no cumpla la Ley» y mantenga la intervención hasta que la situación en Cataluña se normalice totalmente, y quede desmontado todo el aparato secesionista. El artículo 155 no fija un plazo para la duración de la intervención, lo advierto porque reconozco que es mucha y dura la tarea a realizar.
Por lo anterior, me extraña que ya se hable de elecciones catalanas en el próximo enero, y se acuerde un plazo máximo de seis meses para las mismas. ¿Dará tiempo para todo el trabajo a hacer? Lo dudo. Hay muchas cosas que reconstruir.
Hay que acabar con las asociaciones supuestamente culturales que, viviendo (y bien) a base del presupuesto, tienen como único objetivo destruir España. Igual con la actual TV3, claro ejemplo de partidismo sectario, que pagamos todos.
Otra, recomponer totalmente a los Mossos d´Esquadra. Es casi evidente que no solo su jefe, el Mayor, sino que también mandos intermedios y simples agentes han colaborado activamente en todo lo que ha pasado. Destituidos y al juzgado.
La más importante e imprescindible. Que la educación sea realmente educación, no adoctrinamiento filo fascista separatista de la juventud. En esto también es culpable Madrid, todo hay que decirlo, que desde hace demasiados años lo ha permitido. En este punto tengo mis temores, dado que el ministro del ramo ha manifestado que «recuperar las competencias en materia de educación no es buena idea», y no encuentro tal actuación entre las medidas adoptadas. Si estoy en lo cierto, es un error imperdonable, que lo único que propiciará es que dentro de unos años, estemos otra vez ante la misma situación.
Por último y sin que suene a venganza, que no lo es, todos los responsables, por acción u omisión, en cualquier grado, al juzgado. El que resulte culpable, a la cárcel. ¿Que a alguno pueden caerle hasta treinta años?, que los cumpla.