La pandilla de trileros, delincuentes y cobardes constituida en mafia gubernamental que se apoderaron de Cataluña ante la inacción cobarde

Nunca tantos debieron tanto a tan pocos

Nunca tantos debieron tanto a tan pocos
Winston Churchill. EP

En 1940 tuvo lugar la batalla de Inglaterra.

Los historiadores dicen que esa batalla fue el temprano inicio de lo que llevaría a Alemania a perder la contienda de la segunda guerra mundial. Todo parecía depender de la capacidad de Inglaterra para hacer frente a la poderosísima Lufwaffe. Los cielos ingleses fueron los testigos de una singular batalla entre la RAF y la Lufwaffe.

Churchill, junto a su Estado Mayor contemplaba su desarrollo sobre el mapa. Cuando comprobaron como la Lufwaffe se retiraba humillada y derrotada, un suspiro de alivio y una exclamación de admiración envolvió la atmósfera.

Hizo que muchos hombres curtidos lloraran por la victoria y por la caída de sus héroes; esos que entregaron sus vidas para salvar las de millones de compatriotas y, como se confirmó más tarde, la de toda Europa.

Churchill, ya dentro del automóvil que le llevaba hasta el número 10 de Downing Street, dirigiéndose al general que le acompañaba dijo su famosa frase:

«Nunca, en el campo de los conflictos humanos, tantos debieron tanto a tan pocos».

España y, no lo olvidemos, Europa, ha sentido y siente el aliento pútrido de los nacionalismos adobados en estos tiempos modernos con los populismos. Un nacionalismo excluyente, enemigo del distinto, del que no piensa como ellos; un nacionalismo que vive de hacer cicatrices en forma de fronteras y que tan solo busca la división y con ella el poder con el cual sojuzgar a quienes, estúpidamente, creen en la utopía de una Arcadia feliz.

La pandilla de trileros, delincuentes y cobardes constituida en mafia gubernamental que se apoderaron de Cataluña ante la inacción cobarde, ruín y mezquina de empresarios, periodistas, intelectuales y gente del común, y con la participación de quienes medraban y medran chapoteando en los albañales de la infamia, la impostura y la cobardía, buscaba la ruptura de España y con ella la de Europa. Si señores, la de Europa. Europa está siendo minada por quienes buscan su división para hacerla más débil.

Lo que ha sucedido en Cataluña era, nada más y nada menos, que un experimento social que se trasladaría al resto de Europa en el caso de haber obtenido el éxito. Una pregunta se hace inevitable: ¿quién o quienes están de tras de todo esto? Se sospecha que están los enemigos de Europa. ¿Y quienes son los enemigos de Europa? No hace falta ser un genio en geopolítica para saberlo, basta con mirar a la CUP.

La historia, y sobre todo el tiempo que es el mejor juez, lo aclararan; pero lo que se ha evitado en Cataluña y que hubiera afectado a toda Europa, se ha evitado fundamentalmente por la firmeza de dos hombres: nuestro rey Felipe VI con su discurso claro y contundente y nuestro presidente Rajoy por su claridad de ideas, su decisión y su firmeza sin titubeos.

«Nunca tantos debieron tanto a tan pocos» En este caso, tan pocos como dos hombres que tomaron las decisiones correctas sin que les temblara el pulso.

Manuel del Rosal

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