Raloch

Lo dijo Blas de Lezo

Lo dijo Blas de Lezo
Blas de Lezo.

«Una nación no se pierde porque unos la ataquen, sino porque quienes la aman no la defienden». Blas de Lezo. Almirante español. 1689-1741.

Esta frase, de uno de los más brillantes marinos de nuestra historia, creo que refleja exactamente lo que está pasando ahora en nuestro país. Se está perdiendo España por culpa de los que dice amarla, pero olvidan que «obras son amores y no buenas razones»

Repasemos brevemente el panorama que tenemos.

Por un lado están los independentistas catalanes. Quizás sean los más honestos de todos en su actuación. Dicen claramente lo que quieren y ponen todos los medios que pueden para conseguirlo. Hasta ahora, excepto la Fregona y otros cuatro (en apariencia cobardes, pero me temo que actúan según un guión programado), los demás siguen a lo suyo, aún teniendo varios compañeros en prisión y sabiendo que próximamente es muy posible que ellos también lo estén. El miércoles paralizaron parte de Cataluña con una huelga falsamente laboral, organizada por un individuo condenado por un asesinato miserable. En los últimos días pagaron a tres «famosos» para que hiciesen propaganda a su favor, de los cuales aseguro que al menos dos de ellos, saben menos del tema, que un servidor de los posibles problemas de los ainus japoneses. Los secesionistas odian a España.

Por otro lado está la izquierda radical anti sistema, a la que solo le importa imponer su paraíso (para ellos, claro está) soñado. Ahora que se cumplen cien años de la revolución rusa, ¿a que llevó?, a una población totalmente subyugada por la élite dirigente y cien millones de muertos. Por cierto ningún régimen de ese tipo llegó al poder democráticamente. España les importa un pito.

Nos quedan los españolistas o si se quiere constitucionalistas, sin duda la gran mayoría. Son los que aman a España y de verdad quieren defenderla. No obstante chocan con un problema, individualmente poco pueden hacer, su actividad política tienen que desarrollarla a través de unas organizaciones llamadas partidos políticos, y aquí es donde surge el dicho problema. A los dirigentes de los dos principales partidos, los que tienen el poder en su mano, se les ha olvidado eso de que «el movimiento se demuestra andando» y cómodamente atrincherados en sus poltronas, dicen amar a España, luchar por ella, pero en realidad solo luchan por mantener sus puestos y consiguientes prebendas.

Tienen delante el peligro cierto de que se rompa el país, y en vez de actuar, legalmente sí, pero con toda energía también, se limitan a tomar medidas que en la práctica solo son parches cara a la galería. Lo único que les preocupa es incomodar lo menos posible, aunque el país necesite medidas que a algunos no les agrade, para tener más posibilidades de ganar las próximas elecciones.

En unas últimas declaraciones, y en la línea de lo ya insinuado anteriormente por el gobierno, el Ministro de Asuntos Exteriores revela la intención de una reforma constitucional para acomodar a los separatistas., lógicamente con el apoyo del principal partido de la oposición. Quizás entienda mal los pensamientos profundos del gobierno, pero eso me huele a una reforma de la Constitución a la carta de los independentistas. Darles veladamente, y así no quedar mal, todo lo que quieran, para que si es posible, consientan, por ejemplo, en un status de Estado Libre Asociado, claramente, acepten permanecer en España sin formar parte de ella.

Los dirigentes políticos, amar, amarán a España, ¿pero la defienden? Que cada uno saque sus propias conclusiones.

El viejo marino, que acabó tuerto, cojo y manco por defender a su país, y al final éste le postergó, tenía toda la razón.

Si España se rompe, los culpables son los políticos que la aman, pero no defienden.

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