Les han engañado, les han mentido a sabiendas, les han llevado al huerto y en vez del pais de la leche y de la miel que les prometían, estampida de empresas, repudio europeo y mundial y al borde de la recesión y el ¿Y entonces, por qué tanto siguen enfebrecidos?. Pues porque el amor es ciego.
Es una cuestión de enamoramiento, de abdución sentimental, que siempre tiene un algo de enajenación mental transitoria, pasajera en los casos leves o normales, y crónica en los más delirantes Contra los sentimientos y sobre todo los que alcanzan grado compulsivos no caben ni razones ni hechos. Vamos que el otro puede hacérselas de todos los colores, traicionarles cuantas veces quiera, encamarse con quien le plazca y contarle luego la milonga más absurda. Que la compran, se la creen y solo esperan un guiño para correr de nuevo presurosos a sus brazos. Aunque les humille y aunque les maltrate. Ya puede ser el bicho del pantano que para los enamorado será la belleza y la bondad élfica encarnadas.
Pero eso es para los casos perdidos, crónicos y sin remedio. Sin embargo no son todos, algunos van cayéndose poco a poco del guindo. Y ojalá lo hagan ahora antes de que cuando se den el definitivo trastazo y caigan por el despeñadero la situación sea ya mucho más irreversible. Porque lo que han de alcanzar a comprender, antes de que lo sufran en sus carnes, es que esta tropa de falsarios lo llevan directamente a la ruina.