Como mensaje para los que creen que Cataluña es España y están convocados a las urnas el 21-D, dejarles ir a dormir a casa hubiera sido devastador
Si Franco estuviera vivo, ayer habría cumplido 125 años. Los 4 de diciembre siempre han sido jornadas emotivas para mi.
No porque coincidiera la fecha con el cumpleaños del dictador, algo de lo que no se enteró español alguno en los 39 años -los mismos que llevamos de democracia- que el Generalísimo controló este país con mano de hierro, sino porque es el mío y concurre además con el santo de mi hija Bárbara.
Y ayer, para endulzarme una pizca más el festejo, me dio una alegría el juez Llarena.
Vaya por delante que, como le pasa a Ussía y casi por lo mismo, tengo atravesados a los magistrados del Supremo. A él y a Marhuenda les han condenado a pagar 70.000 euros por decir no se qué de Messi y a mi a 6.000 por soltarle a la cara en televisión a Pablo Iglesias que me parecía un ‘mangante y un gilipollas’.
Cierto que no me han endiñado las costas y todavía queda un último recurso, antes de llevar el caso al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, donde siendo periodista y enarbolando la libertad de expresión, raro es que pierdas un juicio, pero echa uno mano a la hemeroteca y cabrea comprobar que a un tal Barroso, tubero de profesión, alcalde de Puerto Real y cabecilla del Partido Comunista lo absolvieran cuando calificó al Rey de España de ‘corrupto’, ‘hijo de crápula’ y ‘genocida’.
Pelillos a la mar, porque la decisión de dejar en talego a Junqueras, Forn y los dos ‘Jordis‘ me reconcilia temporalmente con la Justicia.
Ignoro las razones que han empujado a su señoría a dictar fianzas de 100.000 euros para los otros seis ex consejeros, pero imagino que está fundamentado.
Llarena ha demostrado que los tiempos del TS y sus sentencias no los marcan los intereses de los partidos políticos ni las expectativas de los tertulianos de televisión, que el pasado viernes se pusieron a gemir porque se tomó el fin de semana para sopesar el asunto y desde ayer lloran a lagrima viva por Junqueras y su recua de golpistas.
No basta, si eres un delincuente acusado de delitos graves, decir que acatas el Código Penal para salir a la calle y si todos los españoles somos iguales ante la Ley, tampoco se puede dar por bueno que los golpistas digan ahora, cuando no les queda otro remedio, que acatan el 155.
Como mensaje para los que creen que Cataluña es España y están convocados a las urnas el 21-D, dejarles ir a dormir a casa hubiera sido devastador.
ALFONSO ROJO
