Si la Libertad de Expresión, con diálogos
O espectáculos, legitima la ofensa,
La mofa y el odio… ¡Apaga y vámonos!;
Si con esta arma legal una piensa,
-Es el caso de la vieja y caduca
Alcaldesa de Madrid-, que la despensa
De favores con los que da manduca
A gente de vida turbia, y a la vez el tiro
De gracia a los cristianos en la nuca,
No se le agota,… sepa que en un suspiro
Se desciende de la gloria al abismo:
De la Plaza de Cibeles al Retiro,
A darse un paseo, hecha un sinapismo;
Lo que antes fue en la Judicatura,
En la Política ahora es lo mismo;
De su penuria moral y de su dura
Oposición a la tradición cristiana,
A convertir en una caricatura
La lleva, sólo porque le da la gana,
La Cabalgata de Reyes, que de Magos
Tiene a tope lo que una caravana
De rojos, de chupópteros y de vagos,
Que a los niños, más que admiración y gozo,
Lo que les causan son angustia y estragos;
Se torna esta espera en alborozo,
Cuando suena el «Ojalá llueva café»
A quien, -viéndose a flote en el pozo
De este esperpento, entona con fe,
Cumplido su sueño-, alegre Carmena,
Al son de marcha triunfal, prieto el corsé,
En la Cabalgata haciendo, -de pena
La vieja,-… ¡de Patriarca San José!.