ANÁLISIS

Auschwitz o cuando el Estado entra en la locura

Auschwitz o cuando el Estado entra en la locura
Niños judíos marcados con un número tatuado en Auschwitz-Birkenau; Bergen-Belsen, Mauthausen y otros campos de exterminio nazis. NZ

Se calcula que en este campo de exterminio murieron un millón cien mil personas.

Hay dos graves y grandes preguntas: ¿Cómo pudo ser posible esta realidad? ¿Si esto se puede volver a repetir?

No sé qué comentarios se pueden decir, a estas cifras, sin entrar en dos cuestiones añadidas, que este es uno de los cientos de campos de concentración y de exterminio, y sin obviar, que ponemos como ejemplo éste, pero en el siglo veinte, han existido en otras sociedades-Estado también campos de concentración y de exterminio, y no solo de prisioneros.

– Después de reflexionar sobre el problema del mal y de la maldad humana, también del bien y de la bondad humana durante décadas, en la propia modestia del propio pensamiento y entendimiento, debo indicar que aunque existen muchas hipótesis, teorías, explicaciones, uno, siempre llega al mismo muro: ¿Cómo pudo ser posible, la creación de docenas de campos de concentración-exterminio, una red tan bien organizada y gestionada en su eficacia-eficiencia? ¿Cómo algunos pensadores de la Escuela de Frankfurt indican, el fin-meta-objetivo era irracional, pero los medios y la organización era sumamente racional y eficiente?

– ¿Cómo una elite política, basándose en el poder del Estado, de un Estado, utilizando una ideología, pero aplicable también a otras ideologías, fueron capaces de diseñar, la decisión o solución final, la shoah o el holocausto, definitivamente, sistemáticamente, racionalmente extinguir a un pueblo-religión-raza, hombres-mujeres-niños-ancianos-ancianas, solo por el hecho de pertenecer a una supuesta «historia», dicho de otro modo, ser «hijos de algún miembro que a su vez, es miembro de otro miembro, es decir judío-hebreo». Una parte importante de ellos y de ellas, hay que decirlo, ni siquiera creyentes en esa religión.

– Desde Leibniz, expresó las tres grandes grupos de explicaciones del mal, primero, el mal físico o natural o producido por la naturaleza, un terremoto, segundo, el mal moral o ético, realizado o construido por el ser humano, tercero, el mal o deficiencia física, que es que la naturaleza antológicamente tiene limitaciones-deficiencias, y habría que añadir a Leibniz un cuarto conjuntos de causas del Mal de origen metafísico-religioso, según el cristianismo, que es el Tentador, que inspira la creación del mal y de la maldad, que tienta a los humanes para que lo realicen.

Nos debatimos en el misterio pavoroso del mal, nos hemos debatidos durante siglos, en el problema enorme del mal, y se han ido creando enormes complejos de teorizaciones, y también como diría Pablo VI, que indica más o menos «en el pavoroso tema del Tentador como inspirador del mal y de la maldad y del Mal».

– Se ha intentado por el estudio de la psicobiografía de los grandes líderes que controlan el Estado, o cada Estado, explicaciones históricas, en concreto los traumas-heridas-sufrimientos-angustias-penas-desalientos-locuras de dichos líderes en sus primeras etapas de su existencia, en sus trastornos, mezcla de posibles grados de psicosis con psicopatías-sociopatías. Y de ahí han surgido, algunas posibles explicaciones.

Todo ello combinado con sistemas teóricos-ideológicos concretos, dichos claramente, antes de la toma del poder, pero que en el fondo nadie se los creía seriamente, porque seriamente, quién podría creer entre 1930 o 1935 la tormenta o el Apocalipsis que se cerniría sobre Europa. Posiblemente, algunos previeron una guerra mundial, Keynes, pero no por ejemplo, los cientos de campos de prisioneros-concentración-exterminio… Por otro lado, no podemos obviar-olvidar por desgracia, que antes de 1940 en Eurasia ya existían campos de concentración, a docenas, basados en diferentes ideologías y en diferentes liderazgos.

– ¿El boom demográfico causado en el final del siglo diecinueve y la primera mitad del veinte, por el avance de la tecnociencia y de la medicina y de las ciencias en general, llevó a las sociedades europeas, a situaciones de enorme depauperación y pobreza, que la emigración a las dos Américas no resolvieron del todo, que a su vez, permitió desde 1840-1940 la creación de teorías para la nueva organización de la sociedad y el Estado, nuevas ideologías, que en definitiva querían abordar el hambre masiva de sociedades enteras? ¿Y al final, una «acción, un sistema sociopolítico», creó otro «que se contradijo con el primero», y fue la fuente-fuego que creó en definitiva los campos de exterminio, no solo en Europa Central, sino en toda Eurasia, en mayor o menor grado? ¿El hambre masiva desde la segunda fase de la revolución industrial hasta la tercera, trajo la pobreza masiva, y por tanto, el fuego de nuevas ideologías, de un color y otro, que por contradicción trajeron el fuego que arrasó Europa y Eurasia y el mundo hacia la mitad del siglo veinte en el mundo?

¿O dicho de otro modo, desde 1917-1945 toda Eurasia estuvo llena de campos de concentración, en mayor o menor medida, según sociedades-países-Estados-ideologías? ¿Y después de 1945, no en el núcleo de Europa, pero si en Eurasia y Asia, dicho con todos los matices, que es obvio en un artículo no se pueden matizar-perfilar-indicar?

– La humanidad, a mi modesto entender, se sea de la ideología que se sea, de la cultura que se sea, debe volver a la necesidad, de que tiene que creer, en «un código ético mínimo universal», se denomine «Mandamientos de Noé o Mandamientos de Moisés», o en la forma moderna y actual y actualizada, «la Declaración de los Derechos Humanos de 1948». Y esto, al menos, aplicarlo y aceptarlo, a nivel sociopolítico y estatal en todos los lugares-geografías-contientenes-culturas-sociedades del mundo, aunque usted, a nivel personal e íntimo, algún derecho de esa Declaración, por su religión-ideología-filosofía-moralidad crea no acertado o no conveniente…

Empezábamos, preguntándonos, ¿se puede volver a repetir una realidad como la del Holocausto, como la de Auschwitz?

Debo confesar que no lo sé, me gustaría decir y escribir y plasmar en letras de piedra, que no. Pero no debo a ustedes engañarles, no lo sé. Si se ponen las condiciones y circunstancias e ideologías y conceptos, pues puede estallar otros episodios semejantes, porque no debemos olvidar-obviar-engañarnos-mentirnos, que de alguna forma-manera, han existido «otros hechos, que si no han llegado al drama-crueldad de lo que estamos contando», en cierto «modo se parecen o son similares». Es decir, que con todas las diferencias que se quieran, «se ha vuelto a repetir, en esta época, posteriormente y coetáneamente, episodios parecidos, y después también, aunque con menos cantidad de personas…». ¿En este contexto cómo explicar lo que sucedió en la exyugoslavia, hace unos lustros, en plena Europa o lo de los hutus y tutsis en África hace unas décadas o…?

Decía Francisco de Sales, parafraseándolo, «que las guerras, no solo crean enormes males e injusticias y crueldades y muertes, sino que crean una enorme cantidad de malos». Cosa que debemos no olvidar.

– Me pregunto, que con este pequeño artículo estoy ofreciendo una especie de homenaje, a todas las personas que en el siglo veinte, también antes, murieron en «campos de concentración o de exterminio». Un homenaje, para con la intención de que estos episodios, de una manera o de otra, de una forma o de otra, por una ideología u otra, no se vuelvan a repetir, en ningún lugar del mundo.

Pero también me pregunto, la gran pregunta del pensador-poeta europeo: «¿Qué poesía se puede escribir después de Auschwitz? ¿O dicho de otro modo, los familiares, que durante estás últimas décadas, quedaron con vida después de dicha vorágine, qué habrán pensado, qué explicaciones habrán encontrado? ¿Qué habrán pensado, un hijo que ha perdido a toda su familia, diez o doce o veinte miembros, padres, hermanos, tíos, primos, en campos de exterminio…?

Me pregunto, como esas personas, han vivido después de estos hechos, diez o veinte o cincuenta años. O incluso qué pensarán hoy, cómo vivirán hoy, ahora que les llegará su muerte natural, estén en Israel o en Europa o en Estado Unidos o en América del Sur, qué pensarán-sentirán esas personas. Y desde luego, qué pensarán-sentirán sus nietos y biznietos que estarán por el mundo, con sus oficios y profesiones y sus vidas y sus sufrimientos heredados.

Solo puedo, modestamente, escribir este artículo para intentar comprender el imperio del mal, y desde luego, Arendt se equivocaba, «no existió la banalidad del mal», aunque quienes perpetrarán esos males horrendos, eran personas supuestamente normales -y, que hacían esto como una rutina más, y que después de la «jornada de trabajo» iban a sus casas y seguían su vida normal y rutinaria-, sea por deber, o por obediencia debida o por ideología o por sectarismo o por fanatismo o por ser psicópatas o por combinación de diversas causas-etiologías-motivos-razones-fines-intereses-traumas….

Al final, en el salón del ayuntamiento de Nuremberg, en madera, estaban impresos los Diez Mandamientos de Moisés. Que en definitiva, es el código natural de los derechos humanos. Este es el problema cuándo solo creemos en el iuspositivismo y no en el iusnaturalismo, se pueden crear enormes crueldades, «la razón crea monstruos», nos podría recordar Goya. Aviso para caminantes.

http://twitter.com/jmmcaminero © jmm caminero

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