Juan Pérez de Mungía

El antídoto contra los Antitodo

El antídoto contra los Antitodo
Dieta, vegetariana, fruta y verdura. PD

La función de distribución de la población humana de caracteres es asimétrica, mírese cualquier factor y mídase, y observará con estupor que no existe una media, una mediana o cualquier otro punto de equilibrio que pueda explicar el desequilibrio. La distribución de caracteres es asimétrica. Existen locos y cuerdos, ricos y pobres, creyentes y agnósticos, heterogéneos y homogéneos, en resumen, la especie vive en un mundo dualizado, de pares y de pocos nones.

Ya tuvimos ocasión, en un artículo pretérito, de escribir sobre esta simbiosis del entorno y la cultura y agrupábamos actividades, comportamientos, formas de vestir… eran formas de vivir o actitudes ante la vida. Las personas pueden enfrentarse a los avatares, se dice que de perfil o mirando de frente, algunos enfrentan las incertidumbres de espaldas y otros ni siquiera están. En el sentido político están los que votan aleatoriamente, los que votan fielmente, los que lo hacen en blanco y los que ni siquiera saben lo que es una urna.

Hoy se nos presenta un dilema, otro par, como los genes agrupados en pares. Los seres han dejado de ser vegetales o animales, cosas o personas, se ha democratizado la expresión, ahora todo son personas, no existe diferencia entre un robot de cocina, un loro y un humano, en definitiva los tres hablan, incluso con cierto desparpajo. Todo está lleno de personas, un tornillo, una hoja de árbol que barre el viento, una hormiga que acude laboriosa a por un granito de arroz. Vuelve el animismo y retrocede la ciencia. Como comprenderá el ávido lector que busca una verdad, sea cual fuere, el dilema no consiste en verificar esta realidad mística o rechazarla. El dilema es si existe el dilema.

El pensamiento cuántico se ha instalado en nuestra sociedad, antes había filosofía, política, sociología, ahora todo se ha convertido en metafilosofía, metapolítica y fruto del prefijo «meta» el ser humano se ha metido en un callejón sin salida, la metainformación, de la cual los periodistas son sus principales valedores. A base de usar el término profusamente, faltan las metas. Carpe diem, es el eslogan. Todo queda en ese «después» que ha ido restando valor al concepto que le precede, así tenemos que «metainformación» es algo que existe con posterioridad a los datos organizados, a la información y detrás que queda, ¡premio!, la desinformación, las fakenews como dicen allende los Pirineos.

El fenómeno físico del equilibrio afecta a la humanidad de forma desiquilibrada, ya lo hemos indicado, el problema reside cuando el desequilibrio es el nuevo estado, ya no hablamos, de la paradoja de Schrödinger, sencillamente no hay gato, hay una persona que ocupa su lugar. Lo defienden hasta los diputados. Si los perros son personas, ¿porqué no los gatos?. Sí ríanse. Lo explicaremos sucintamente para no aburrirles. Antes los veganos eran una suerte de pobladores que vivían en las vegas, esto es, en los valles fértiles que con el paso del tiempo se hicieron vegetarianos pues los rebaños rendían más si se vendían sus pieles, la leche y la carne en las ciudades, de manera que solo comían lo que el estiércol producía en la pobre tierra. La cultura evoluciona hasta llegar a la metacultura y los vegetarianos pasaron nuevamente a denominarse, gracias a la influencia del inglés, veganos, que son metahumanos pues para ellos el mundo que los circunda les obliga a pensar en personas.

Los veganos son posvegetarianos evolucionados, solo creen en una metahumanidad que, obviamente, prescinde del ser humano, esto es, de la persona primigenia y, defiende un futuro sin estas antiguallas, los hombres y las mujeres. Son de natural animalistas porque retornan al mundo animal hervíboro. Es la extinción lo que importa, extinguir la raza humana es el paradigma, si todos son personas ¿porqué sería necesario reproducirse?, ¿por qué?. Los veganos, es solo un ejemplo; podemos hablar de cualquier otra religión, que más da, son antinatalistas, adoran las mascotas y dejan que las termitas se coman las vigas de las casas de los humanos porque las termitas son anteriores a los seres humanos.

Es gracioso pensar, cada día que pasa nos reímos más y más. Es imposible respirar entre tanta carcajada y corremos el riesgo de morir asfixiados. El mundo involuciona con cierta parsimonia y los antidualistas buscan oprimir e imponer esa suerte de pensamiento único, de supremacismo rampante. Desconocemos cual puede ser el antídoto para evitar a los antitodos. Quizás sea la sublimación de las creencias la que resuelva el conflicto. La estrategia vegana como cualquier otra doctrina desequilibrada aboga por la extinción de la humanidad. Y qué duda cabe que en ausencia del ser humano, se enseñorarían sobre la faz de la tierra toda suerte de disparates animales. Tal vez, incluso, volvería a haber dinosaurios. Ya están entre nosotros quienes creen que ser un ser humano no es ni siquiera parecerlo. Algunos se lo preguntan a su perro. Lástima que existan también las serpientes venenosas, la viuda negra, y los escorpiones que devoran al macho. Vienen extringuiéndose los hombres tiernos y las mujeres dulces.

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