ANÁLISIS

Ramón Pérez-Maura: «Carmena, Podemos y el milagro de las biciletas»

Si te pillan falsificando un documento del ayuntamiento en un asunto de 10,5 millones de euros sólo es «una chapuza»

Ramón Pérez-Maura: "Carmena, Podemos y el milagro de las biciletas"
Policía multando a un coche y Carmena pedaleando en bicicleta. ET

SIEMPRE acaban pillados. Estas gentes que llegan a la vida política para limpiarla de corrupción acaban presos de sus propias mentiras. En ABC hemos contado esta semana un caso especialmente relevante.

Vivimos en un Madrid en el que se ha declarado la guerra al automóvil, en el que se está haciendo de la Gran Vía una calle intransitable y en el que -ya en tiempos de Alberto Ruiz-Gallardón como alcalde- se decidió sembrar la ciudad de carriles bici por los que no pasa ninguna bicicleta y en los que se complica el paso a peatones a la vez que se impide aparcar coches.

La combinación idónea para el caos perfecto. Llevo unos diez años yendo a trabajar todos los días conduciendo junto a un carril bici en el que nunca jamás, ni una sola vez, he visto circular una bicicleta.

Provistos del carril bici, la lógica indicaba que había que proveer bicicletas. Se había tirado el dinero del Plan E de Zapatero -es decir, el dinero de todos nosotros- así que convenía llevar el disparate hasta el final.

Al menos el Gobierno municipal de Ana Botella tuvo la prudencia de otorgar una concesión a una empresa privada para que arriesgara su dinero y ganara o perdiera lícitamente.

Más bien parece que fue lo segundo. Pero ya pillados, como la tracción humana es el símbolo de la modernidad mientras la tracción mecánica debe identificarse con el atraso, Carmena y sus gentes decidieron que había que mantener las bicicletas a toda costa, cualquiera que fuese el dispendio necesario para todos los madrileños. Más en concreto 10,5 millones de euros.

Suponiendo que una bicicleta pueda costar entorno a los 200 € -y con tamaña inversión supongo que les habrán hecho un buen precio- tendríamos más de 50.000 bicicletas en Madrid. ¡Y el carril bici sigue vacío! No me negarán que es un verdadero milagro…

En ese contexto Tatiana G. Rivas explicaba el pasado jueves en ABC cómo se acumulan las sospechas sobre el proceso de adquisición. Sospechas que ya son flagrantes delitos ante los que la responsable de Medio Ambiente y Movilidad del ayuntamiento, Inés Sabanés, guarda silencio incluso en rueda de Prensa.

Porque hay un expediente firmado el 8 de septiembre de 2016 por el director financiero de la EMT, cuando ese cargo no se creó hasta el 30 de marzo de 2017. Y esto no necesita ninguna explicación. Está todo dicho. Es una flagrante falsificación de documento público.

Ésta es la regeneración de la vida pública que nos traía Podemos. Y dentro de Podemos, el cargo público que mayor relevancia tiene de entre aquellos con los que cuentan en España: la alcaldesa de Madrid. La falsificación de este documento se hizo pública en ABC el jueves.

Y no es que no haya dimitido nadie o se haya dicho que se va a investigar qué ha pasado. Es que la responsable municipal, Sabanés, se ha limitado a decir que todo el procedimiento es correcto. ¿Qué grado de impunidad se cree la señora Sabanés que tiene?

Y casi peor es la reacción de la portavoz socialista, Purificación Causapié, que ante la flagrante falsificación ha dicho que los datos «apuntan más a una chapuza que a una gestión incorrecta». A diferencia de a Sabanés, a Causapié se le ha entendido muy bien. Falsificar un documento del ayuntamiento en un asunto de 10,5 millones de euros no es grave.

Pero se convierte en una chapuza si te pillan poniendo la firma de un cargo que no existía. Éste es el nivel de integridad ética de quienes vinieron a dar lecciones y quienes les ayudaron a instalarse en el poder.

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