Esto se ha convertido en un circo bufo, de feria. Los cuatro chiflados, con sus locos cacharros, meten mucha bulla -de eso se trata-, y no cesan de montar la parda. No le veo a usted, amable lector, cachondeándose de la Justicia pero sí -a la vista está- haciendo pedorretas a los jueces y magistrados avasallando y metiéndose en madrigueras para okupasy okupos que tan generosamente otorgan las comunistas del buen comer y el buen yantar Ada Colau y la anciana y desdentada Carmena, ¡ay!, sacando banderas pro refugiados que son como el Avon llama pero que en estos casos es para orear ideas pestilenciales.
Y sigue el cachondeo. Los valientes «gudaris» catalanes son como zorros y zorras, putas y putos (loado sea el lenguaje sexista, la madre que los parió) esparcidos por todos los pliegues de la tierra. Igual que topos. Son lo que son. Viven en palacetes al son de la sardana pero la Infanta Cristina debe ir por delante a la hoguera porque para eso tiene casa alhajada y es hija de rey. No, los golpistas duermen acolchados en edredones para repatriados a costa del erario público que pagamos usted y un servidor. Puigdemont hace el canelo en su dorado retiro y a la prófuga Ana Gabriel se la bufa el procés y el resto del Estado español, que no saben que fue Franco quien acuñó esta denominación en el 39 y que utilizan los independentistas para no pronunciar la palabra España ni enjugándose la boca con perborato.
Pues esta caterva de sediciosos, que tendrían una suerte distinta en otros países extraños donde la ley no es de coña ni de papel de fumar, y menos para aspirantes a porros, siguen provocando, tocándonos los huevos -tortillas para las tortilleras, se lleva mucho- a una nación centenaria, a la que estos traidores de mierda vejan, arrastran por el fango, y dejan una estela de odio añorante, guerra civilista, la checa. De ahí que estos proscritos estén crecidos. Y los genios del arte se suman a ese Arco-pacotilla enalteciendo a los terroristas, bravos, ¡asesinos! Con la aquiescencia de la puta progresía a la que se ahiere la acomplejada derecha.
España, lamentablemente, está siendo el hazme reír del mundo mundial por culpa de los desaprensivos que nos circundan. Claro que no hay justicia, porque las togas están contaminadas de ese garantismo narcotizante, exclusivo para terroristas, sediciosos y gentes de mal vivir. Encima, la prohibición de fotos de «presos políticos» -eso que se llama arte- se suma al cachondeo jurídico internacional con que nos obsequian estos independentistas recorriendo una Europa capitidisminuida, vanal, mientras el ministro de AA. EE. mira al tendido superando con creces al locuaz García Margallo, un podemita del PP solo que lavado y planchado.
La que ha dejado aparte el corte de pelo a tazón es esa prófuga llamada Ana Gabriel en castellano, como Leticia ha de ser con ce y no con la zeta republicana. La soberanista catalana igual nos sorprende algún día con un afeitado de pelvis, se lleva mucho, y nos lo restriega por la red y el martillo.
Todo tiene un componente sexual. Incluso que nos den por culo.
