La Marea de Pérez Henares

Ciudadanos en la senda hacia Moncloa

Ciudadanos gobernará y Rivera tendrá despacho en Moncloa. Vayan haciéndose a la idea. Con quién y en que posición y si se quedará a dormir allí es sobre lo que puede haber dudas, pero lo primero resulta no solo posible sino más que probable. Y añado. En mi humilde opinión no es, ni mucho menos, lo peor que le puede pasar a España. Es más, y a lo que parece, para un creciente número de españoles supone una esperanza de futuro y a ellos se añaden quienes, aunque solo sea por descarte lo contemplan como la opción menos mala. Que aunque no resulte una razón glamorosa no deja por ello de cubicar en votos.

Saludé en su nacimiento con público y publicado interés ilusión la aparición de la formación naranja y su expansión por toda España como positiva y necesaria. Algunas derivas me enfriaron las expectativas, en particular y de manera más grave, aquel encolleramiento con Pedro Sánchez, tan presuntuoso y engolado como estéril al que se unió y se ha convertido en seña de identidad una puesta en escena continuada de medallismo estupendo que a uno le produce sino un cierto repelús si que verdadera galbana. O sea, que de catecúmeno, nada. Otros considerandos han sido más favorables y el balance global sigue por ahora en positivo con cierta y adecuada, maduración aunque no exenta de excesiva y engolada autocomplacencia.

Pero es justo reconocer que Ciudadanos ha actuado con inteligencia política, llámenle oportunismo sus detractores, que también cuadra, y está obteniendo con su táctica unos réditos indudables, crecientes, cada vez más anclados que, eso sí, queda cuantificar en urna. Aunque algo de ello ya se haya concretado, y de que forma, en Cataluña.
El acuerdo de investidura, aunque insuficiente, desbloqueó la elección de Rajoy, aunque hubo de contarse con la abstención traumática del PSOE, y su apoyo, también insuficiente pero imprescindible para posibilitarlos al menos, con los pasados presupuestos y con los que ahora están en el alambre, suponen sus muy tremoladas banderas de “responsabilidad”, a las que unen, destacada sobre todas, la de la defensa de la unidad de España y de la Constitución vulnerada en Cataluña, apareciendo como sus paladines, aunque también han jugado en poner algún palo en las ruedas. Su apoyo al 155 no fue precisamente desde “siempre” aunque luego aparecieron como sus más fervorosos heraldos. Pero, ¡ay o que bien los peros! en política, y mas en esta y a mayores vamos, lo importante no es el hecho ni lo que se hace, es lo que parece y eso lo que puntúa y gana. Así es cada vez más el juego.

Y Ciudadanos ha sabido mejor que ninguno, jugarlo. Con su juego de aparentar gobernar y no gobernar al mismo tiempo y deslindar, con mucha listeza, las “cosas del comer” de las “cosas de la política” donde se alinea de continuo y encabeza cuando supone que le conviene en el acoso, pero no ya en el derribo, de un gobierno sin mayoría, débil y sangrante por sus heridas, pecados y estupideces comunicacionales. Los naranjas cuando el plato tiene chicha y es gustosa, se apresuran a adelantar que los cocineros son ellos, pero cuando sale quemado ya se encargan de pregonar que nada tienen que ver en los fogones. Y está cada vez mas claro que la gente les esta comprando el menú.

¿Hasta que punto?. Pues solo será con esos votos y escaños contantes y sonantes en la mano cuando veremos en como y el con quien va Rivera a la Moncloa. Su aspiración es ir al edifico principal y eso solo se consigue siendo primero en las elecciones. Pero cabe también no solo el ir y hasta conseguir la presidencia sin serlo. Y ahí es donde viene lo que no está, ni estará, hasta del día después, en absoluto claro. Votantes y, aún más, los ex votantes, diría que un tanto ilusos, del PP, suponen que de haber mayoría del bloque de “centro derecha” el gobierno sería con ellos. Pero esa es una suposición, una ilusión muy vana con solo atender a la “serranilla” . Rivera va a gobernar, desde luego y puede ser presidente o presidente, pero lo será cuando toque con quien estime que le interesa serlo. Y lo podrá hacer con Pedro o con quien haya sustituido a Mariano o hasta con el propio Mariano. Y, me malicio, a tenor de experiencias y querencias previas que por este orden. Tanto para ser presidente el mismo como para ser vicepresidente de otro.

Esa decisión, aún no tomada, aunque a veces se escape la querencia, será el secreto que más han de preservar, el más oculto y que hay que guardar a cualquier precio. Aunque hay algo en el calendario por delante. Las municipales y autonómicas y los pactos posteriores. Que son en mayo que viene y que tendrán que concretarse y entonces enseñar la patita o dejar ya que se la enseñen a ellos. Ahí ya vamos a ver algo. Aunque puede que preserven o al menos lo intenten su equidistancia y siempre cabe el recurso de la lista más votada, aunque luego en cada sitio y a conveniencia, hagan de la excepción regla cuando venga en gana.

Por ello el intento de sus rivales políticos, PP y PSOE, que son con quienes mayormente se disputa electorado, se afanen en destaparles la jugada o al menos minarles si no lo logarn. Se está viendo, a nada que se mire por debajo de la hojarasca, en el “Caso Cifuentes” y la tremolina del master convertido en la madre mediática de todas las batallas. La moción de censura socialista contra la presidenta madrileña a quien le busca la femoral con una cornada de dos trayectorias es a Ciudadanos. Si no la apoya para señalarlo como malo, si lo hace para dejarlo señalado por el otro.

Rivera, que de tonto nada y menos en oler estas trampas, se ha dado cuenta a tiempo. Primero que lo que queda de mandato real es casi nada y que el apresuramiento en derribar a Cifuentes, que en realidad está ya desahuciada puede tener efectos nada deseables en la percepción de los madrileños de aquello para lo que pueda servir pasado mañana su voto. Esperar a la Fiscalía, a la que la propia Universidad ya ha pedido que intervenga, y en última instancia propiciar una salida, me barrunto, a la murciana.

Ciudadanos está en un momento dulce. Su momento. Hace años lo tuvo Podemos y lo desbarató de mala manera. Mucho va a depender de cómo se juegue la partida en esa eternidad que queda hasta las generales. O puede que sea menos. Desde luego a ellos les encantaría que fueran cuanto antes. Y es algo que no debe descartarse. Si la situación en Cataluña se complica aún más y complica de manera total y hasta el colapso a la nacional puede resultar que el adelanto electoral sea una salida. Desde luego unas elecciones nacionales adelantadas, coincidiendo con las municipales y hasta incluso antes les vendrían de perlas a Ciudadanos. ¿Pero le convienen a España?. Pues, miren, no lo tengo claro. Pero ni en un sentido ni en otro. Tendré que pensármelo mucho. Veo contras sí, pero cada día que pasa algún pro también se va viendo.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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