ANÁLISIS

Jordi Rosiñol Lorenzo: «Casals y la estela de porquería sobre Cifuentes»

Jordi Rosiñol Lorenzo: "Casals y la estela de porquería sobre Cifuentes"
Mauricio Casals, de risas con José Crehueras y Cristina Cifuentes.

Ante las últimas informaciones de la caída de audiencia de los programas de temática política en el grupo Atresmedia, programas los que en casi todos se veía detrás la mano y el micro incansable de Antonio García Ferreras y su más periodismo, he decir que me parece un profesional incansable.

Que, durante la grave crisis de España en Cataluña, fue el único medio que se atrevió a dar la cobertura necesaria por televisión, y la dotó de cierta, y rigurosa imparcialidad en los seguimientos maratonianos que se desarrollaron durante el histórico otoño de 2017.

No se entiende la deriva sectaria en pleno éxito al comenzar el nuevo año. Que en «Al rojo vivo» y «La sexta noche» igual que en la cadena y en general en el grupo, la línea editorial es sabido que siempre ha sido de desgaste al gobierno de Rajoy, algo que se puede entender desde la misma visión que de ellos mismos, y por los propios «errores» de los Populares que han cometido.

Pero primar esa línea editorial a un éxito basado en la cobertura e imparcialidad de unos hechos graves en el país, es el mayor error de la cadena, y me resisto a creer que el giro sea inercia de la rotación periodística en Farreras y muera en el mismo.

Es más que probable que para despejar la incógnita del desaguisado, debamos fijarnos en el adjunto del potente grupo mediático, Mauricio Casals, la mano negra que usted no ve, pero dirige los contenidos que bajo sus pantallas lo guiñoles del conjunto del poder quieren que crean, cierto y demostrado está que el amigo Mauricio quita y pone profesionales dependiendo siempre de su criterio interesado en vaya a saber usted en que espurios intereses, a nadie se le escapa que los medios de comunicación son el cuarto poder de cualquier estado democrático de corte clásico, y que ellos sin despeinarse la gomina, y en connivencia con el resto de poderes fácticos del estado son los que deciden ¿Qué debemos saber? ¿Cuándo? Y ¿Cómo?

El último ejemplo del anteriormente mencionado tomate de los engominados pisa moquetas, ha quedado demostrado con el cruel derribo sin paliativos de Cristina Cifuentes. Si Ferreras hubiera mantenido su criterio profesional e inteligente con el famoso caso de la expresidenta de la Comunidad de Madrid, como hizo con los hechos catalanes de otoño, seguramente la audiencia y la credibilidad más allá de mantenerse hubiera aumentado, y en cambio los shares bajan a todo trapo, y la «La sexta noche» del prometedor Iñaki López está a punto de desaparecer de la parrilla por sus grafico en caída continua. ¿Quizás en la cadena hay intereses más importantes que el éxito de la programación?

Volviendo al caso Cifuentes, además de hacer del caso un cansino monográfico interminable veinticuatro horas al cutre estilo de su rival Mediaset con su propio Gran hermano, sin cesar, sin cuartel se atiza sin piedad sobre un tema que realmente no es el más sangrante de la política española, ni tan solo del Partido Popular.

Así que me surgen diversas dudas; Nadie en la Sexta se ha preguntado, si Cifuentes hace siete años tuvo un problema, una enfermedad como es la cleptomanía, ¿Por qué se le nombró delegada del gobierno en Madrid, y después candidata a la presidencia de la comunidad? ¿El partido era consciente? ¿Quién más lo era?

Cualquiera que conozca los instentinos de los partidos políticos saben que los dirigentes están rodeados de pelotas innatos que solo desean progresar a la sombra del líder da igual quien sea. Por lo que es muy factible que uno de ellos en un cruzarse de pasillos con la expresidenta le dijera «¿Le iría bien un máster? Y contestará ¿No tengo tiempo de eso? Y el mismo elemento peloteril, o alguien de las cloacas que preparan carpetas insistiera, si no tiene que hacer nada ya me encargo yo»

Cifuentes aguanta la presión treinta y seis días con el pundonor de una mujer valiente, que pisó muchos callos y pretendió cambiar muchas cosas en su propio partido y en la política en general, y eso no se podía permitir de ninguna de las maneras, hubo que abrir la carpeta y sacar algo del pasado. Es intolerable que alguien no se puede recuperar de un problema y ser valido en otros momentos de su vida, que nadie puede cometer un error y que pese más que la obra y proyecto presente y futuro a realizar.

Me fío de muy pocos políticos (Los hay a nivel local con cosas peores que Cifuentes) (Faltan agentes de la UCO) Y en mi prevención basada en la experiencia, por Cristina antes de estos sucesos nunca hubiera puesto la mano en el fuego, pero después de que, durante treinta años de militancia y cargos públicos, en la carpeta sólo hayan encontrado dos cremas, y un máster, para mí es una de las políticas más honradas que han pasado por la política española en tres décadas.

Y también estoy seguro de qué, si Farreras se hubiera arriesgado y, hubiera plantado cara a Mauricio, y la estela de porquería que lleva detrás, la audiencia, los españoles estaríamos orgullosos de más periodismo.

Jordi Rosiñol Lorenzo.

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