I
Según la RAE, la Política
Es ciencia, arte u oficio
Del Gobierno al servicio:
Definición tan raquítica
Que a mí me saca de quicio;
Está tan mal perfilada
Que igual da no decir nada,
Dado su afán con dejarnos,
Si a ello queremos darnos,
Sin plato y sin tajada;
Es ciencia, pero asilo
De necios; de intrusos: casa
Del arte; y, con no escasa
Cabida, de torpes silo;
Y así pasa lo que pasa:
Desde luego no son trigo
Limpio, por más que el ombligo
Del mundo créense los Políticos,
Cuando, por ser tan prolíficos,
Ya nos importan un higo;
Le das con el pie a una piedra
Y surge quién a esta ciencia,
Arte u oficio en esencia
Se adhiere como la hiedra…
No hay mayor concupiscencia
Que la de hacer ejercicio
En su propio beneficio
Sobre potro ajeno, dado
A convertir el pecado
En virtud… y ésta en vicio;
Quien, reo de su torpeza,
A la Política reza,
Sepa que como empieza,
Acaba hecho una pieza…
¡Con dolores de cabeza!.
II
El Grande Marlasca puede decir Misa,
Como si quiere hablarle a Dios de tú,
Pedirle que perdone a Belcebú,
O llamar ciclón a una pizca de brisa;
Lo que está claro es que se ha dado prisa
En cambiar su toga por el canesú:
La toga de la ley mandarla al Perú
Y a los presos ponerles la camisa
Del más cruel escarnio en un ambigú
Cerca de casa y barra libre… ¡De risa
Cómo de Juez a Ministro la premisa
Del cargo muta de sueco a zulú!…
¿Qué no ha habido peaje y aprisa?…
Sí señor Grande Marlasca,… ¡Tururú!.