ANALISIS

José Luis Suárez Rodríguez: «El diálogo y la provocación»

José Luis Suárez Rodríguez: "El diálogo y la provocación"
El independentista Quim Torra. EP

Hace un año, el 6/07/2017, era noticia: «Sánchez pide a Rajoy evitar «provocaciones» con Cataluña, y anuncia iniciativas legislativas del PSOE si no hay diálogo». Con el siguiente subtítulo: El PSOE reafirma su rechazo a la aplicación del Art. 155 de la Constitución».

Después, todos sabemos lo que ha sucedido, y dónde está cada cual, tras la moción de censura al PP y la instalación del Gobierno de Sánchez, con su mayoría cualificada. El PSOE está aportando las «soluciones», según prometió.
Lo malo es que el sustituto, y sombra alargada de Puigdemont, Quim Torra, no ha abandonado, sino que ha recrudecido la maquinaria de la provocación como antesala del diálogo.

Lo que está buscando el nacionalismo independentista es la imposición de su «derecho a decidir» por la vía de los hechos consumados. Ese supuesto derecho permitió al secesionismo la Reforma exprés del Reglamento del Parlament y la llamada Ley de Transitoriedad, como herramienta seudo-jurídica de «desconexión» para proclamar la república catalana, sustentada en un referéndum unilateral ilegal.
El desafío al Estado, el chantaje al Rey y a las instituciones de derecho, el plebiscito de la tribu con trampa y publicidad, la movilización continua con las patas de la ANC, Ómnium, los Mozos de Escuadra, la pantalla gigante de TV3…, fueron los hitos e instrumentos de un proceso de provocación, con «salida por detrás».

Las propuestas del «diálogo» han sido: «referéndum o referéndum», «relación bilateral de Estado a Estado», «primacía de un acuerdo pre-pactado», «silenciamiento de la mayoría de la población de Cataluña», «rechazo parlamentario de los partidos no independentistas» … Las coartadas de las leyes-trampas: «El derecho a decidir unilateralmente», la «plurinacionalidad con soberanía», «la libertad omnímoda de expresión», «la legitimidad de la intención política, al margen de la Ley marco» … Así, el procès se funda en el simbolismo del cartón-piedra (o sea, la caradura de los dirigentes independentistas), que les permite el desprecio a la Constitución, la ofensa al Rey, el chantaje a las instituciones del Estado de derecho, la internacionalización del «conflicto», el victimismo permanente, la mentira histórica en el Exterior a través de las «embajadas» …

Con tal bagaje, Quim acudirá el lunes 9 a su cita en la Moncloa, después de haber reafirmado en el Parlament de Cataluña la Declaración de soberanía de 9 de Noviembre de 2015, que daba inicio al Procès, frustrado por la Justicia, de creación de un estado catalan independiente con forma de república.

Y Torra irá con su amarilla gualdrapa en la solapa; el semblante serio e iluminado, la mente obtusa. Y, acaso, se atreverá a pensar: «Veni, vidi, vici».

Esperamos que Don Sánchez no se deje amilanar, y se atreva a soltarle: «pluri» sí; pero soberanía, Una. Y que se lo diga delante de la Bandera «de marras», sin marrar.
Entonces, Torra se irá «a la torre», haciendo el acostumbrado desplante. Y quizás oirá a algún comunicador que le comunique: «Nequaquam chiribitas bolam», muy castellano. Y Quim se irá «con viento fresco» Y aquí no ha pasado «nada de nada». Y si sabe nadar, que nade; y si no sabe, que se tire a la piscina. O que aspire a estar, más pronto que tarde, en el exilio con Puigdemont, y a la espera de parar tras las rejas, «judicializado».

Sólo así, se recuperará la «normalidad institucional».
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NOTA.- José Luis Suárez Rodríguez es Director de www.masespaña.es Es autor de Filosofia y Humor y Lúdica. Asesor. Analista Político.

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