Análisis

Victor Entrialgo De Castro: «El erial»

Victor Entrialgo De Castro: "El erial"
Mariano Rajoy en sus salsa. EP

En el erial que ha dejado tras de si el gobierno Rajoy sus huestes se pelean por los despojos. Superada su proverbial pachorra por las circunstancias el estadista cuya mayor virtud propagada por sus gurús era la solución de todo gracias a su dominio en el manejo del laisse faire, laissez passer y el dolce far niente ha dejado tras de si el mayor caos que se recuerda.

España, subida en el alambre de un circo y abajo esperando los leones hambrientos mientras comprobamos que bajo las ruinas de la carpa de un gobierno que aparentaba responsabilidad, donde suponiamos sesudos estadistas que sostenían aquello, no habia, como en el resto de partidos, más que humo.

Humo del que por arte de magia salen ahora los covachuelistas, arribistas, gente sin oficio ni beneficio que ocupa en todos los partidos buena parte del paisaje de nuestra política porque nunca han tenido ningún otro empleo conocido, mercachifles, barraquistas de la política, enchufaos, titiriteros, esperando seguir agarrados a sus canonjias locales y autonómicas, después de vender su apoyo como en el siglo XIX a los caciques de Madrid exactamente igual que cuando los partidos turnantes.

¿Qué se puede cultivar en este erial donde España hace funambulismo con filibusteros que ha dejado Rajoy?

Pues como no se aborden las reformas electorales y las de los partidos que avancen hacia el diputado de distrito haciendo que cualquier cargo publico tenga un origen en un mandato de representación del pueblo soberano, poco o nada podrá hacerse para cambiar el bochornoso espectáculo al que dia tras dia continuamos asistiendo con los jueces en el centro de la vida política.

Cuando en los pueblos pasa un circo queda un terreno baldío y quemado donde tarda en poder hacerse otra actividad. Las huellas de los elefantes, las fieras, los payasos que lógicamente suelen tener mal genio, la ropa tendida, el numero de la mujer barbuda, los lanzadores de cuchillos, las marcas que dejan las ruedas de las roulottes de los artistas.

Para que en este erial vuelva a crecer la hierba hay que abonar con mandatos de representación, pero no el partido, sino la sociedad.

El politico que tenga el valor de abonar ese erial de representación y desbrozar al mismo tiempo la jungla del Estado de las autonomías, ese será el político de nuestro tiempo.

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