Entró como un elefante en una cacharrería. Pegó un bufido. Puso todo del revés y se creyó el rey del universo.
No. Este hombre no está bien. Vive obsesionado con la guerra civil. Dicen que Franco se le aparece todas las noches. Será para saber si su carrera de Económicas le ha sido provechosa y si no reniega de su abuelo, el general Castejón. El elemento, clonado en el zapaterismo, cum laude, tiene la misma obcecación que el indigente cultural Rodríguez Zapatero, cuyo antepasado, el capitán Lozano, que estuvo a las órdenes de Franco durante la República en la sublevación de Asturias, se dedicó luego, con la contienda, a rematar a los nacionales de esta forma tan valiente como aquí se expresa: metía en fosas a las tropas de Franco capturadas; les cubría el cuerpo con tierra y luego él, el muy traidor capitán Lozano, descargaba el tiro de gracia a los nacionales.
El descerebrado presidente por asalto tiene desenfundada el arma del odio. Pasea de la mano con los independentistas y se da un buchito de agua en la fuente de la Moncloa. Al tiempo que alecciona a sus petimetres del Gobierno. Qué pléyade de gobernantes, fruto de la Logse. Fuera la religión, los crucifijos, cualquier vestigio del franquismo (qué malo era el dictador que me dio piso y carrera con vistas a la Moncloa) debe desaparecer; las calles, todas, hasta sustituirlas por vías teñidas de sangre. Carrillo, ¡presente! La Pasionaria, ¡presente! Largo Caballero, el Lenin español, ¡presente!
De lo que se trata es de desbaratar la verdad histórica, que estos herederos del frente populismo se erijan en honoríficos ganadores de la Guerra Civil. Quieren desbrozar cunetas pero no checas, ni camiones cargados de inocentes para darles el paseíllo, ni curas colgados en ganchos de las carnicerías, «se vende carne de cerdo», tampoco imágenes fusiladas de las iglesias o devotos creyentes porque quieren ver a Dios.
Este jodido elemento, me cuentan, se marea con el humo de las velas de los templos y le sale sarpullido nada más ver la señal de la cruz.
– Oremos: ésa debe ser la causa por la que suprime el diesel, ¿o no…?
El intruso inquilino de la Moncloa no para de hacerse fotografías porque ya es modelo de El Corte Inglés. Y resulta patético verle mendigar un retrato con el odioso Trump o con el fascista e independentista Torra al que le llamó el Le Pen del catalanismo pero hoy le soba la giba y se le cae la babilla del secesionismo. Falso Sánchez que se vende al mejor postor.
– ¿Y qué hacen su ministros/as?
– Vender un humo a raudales.
Llegarán como oscuras golondrinas sus páginas revanchistas: el Valle de los Caídos, la Seguridad Social, la industrialización de Cataluña y las Vascongadas, los pantanos, la paga del 18 de julio…
– ¡Exprópienles!
Es la dictadura socialista barnizada de «social y progresista» con el «derecho a decidir».
Y tú puta (dése quien sea por enterada).