Análisis

Manuel del Rosal:»Anomalía democrática o dictadura anómala»

Manuel del Rosal:"Anomalía democrática o dictadura anómala"
Dictadura anómala

Los españoles vivimos en estos momentos de nuestra corta historia democrática una anomalía democrática o una dictadura anómala.

Desde el minuto uno en el que Pedro Sánchez «okupó» la Moncloa, España y los españoles hemos sido apartados de las decisiones de gobierno, decisiones que, en una democracia pasan – se supone – por oír la voluntad del pueblo. Esto es así debido a que el presidente no ha sido elegido democráticamente mediante el voto libre de los ciudadanos, a los cuales se les ha negado el derecho inalienable en una democracia a elegir libremente a sus gobernantes. Y así los españoles estamos forzados a aceptar, queramos o no, las leyes y medidas que a Pedro Sánchez y su gobierno de ministras y ministros, se les vaya ocurriendo. Digo ocurriendo, porque un día sí y otro no este gobierno que no sabemos si es una anomalía democrática o una dictadura anómala, nos hace desayunar con ocurrencias peregrinas y con concesiones a quienes les prestan sus apoyos sin que, para nada, se haya consultado al pueblo. No me dirán que estos momentos que vivimos no nos recuerdan a algunas dictaduras que gobernaban sin necesidad de consultar con el pueblo y, mucho menos, que los gobernantes fueran elegidos libremente.

Este gobierno de pesadilla que ni es el fiel reflejo de una democracia, ni la representación de una dictadura al uso, nos va a marginar a todos los ciudadanos durante dos años en los cuales su única obsesión será manipularnos indecentemente para que, llegado el año 2020, votemos al PSOE. Yo espero que no se así porque lo que nos puede venir después será peor que la marginación que ahora vivimos, será una marginación legitimada por las urnas. Porque estaremos marginados ya que las decisiones tomadas no lo serán por y para el pueblo, serán para acallar a quienes, tal como ahora, les sirven de muletas en las que Pedro Sánchez y su gobierno se apoyan. Y no podremos alegar ignorancia debido a que durante estos dos años que quedan Pedro y su gobierno se entregarán genuflexos, obedientes y sumisos a las exigencias de PNV, ERC, Podemos y todos aquellos que pactaron la moción de censura bajo hipoteca. Ya estamos viendo como los presos independentistas vuelven a casa, como se insinúa la vuelta al país vasco de los etarras, como se entregan miles de millones que pagamos todos los españoles vía impuestos para que se aparque – de momento – el referéndum, como se recibe en la Moncloa a un racista, xenófobo y supremacista y como se entrega vilmente RTVE a esos comunistas rancios de pensamiento único para intoxicarnos con sus mensajes decimonónicos de pasados años de infaustos recuerdos, y convertir España en un país semejante a Venezuela, Bolivia o Cuba, que es el sueño de quienes sueñan desde hace muchos años con ganar la guerra perdida del 36 mediante la llamada «memoria histórica» e instalar en España un gobierno totalitario. Mientras, a los marginados ciudadanos, se nos dice que tendremos que pagar más impuestos para poder hacer frente a las hipotecas que Pedro y su cáfila de ministras y ministros han firmado y sellado con quienes les apoyaron y les apoyan.

Dos años de pesadilla hasta 2020 en que los ciudadanos podamos manifestarnos. Quiero recordar que desde el minuto uno en que la Moncloa fuera «okupada» por Sánchez, España está gobernada por ocurrencias populistas vacuas y que no aportan soluciones, nacionalismos excluyentes, leyes que adolecen del principio fundamental de esas mismas leyes: la presunción de inocencia, sumisión del gobierno a quienes le apoyan, falta de determinación, medios de comunicación sectarios entregados a los poderes políticos y financieros del gobierno que ha asaltado la Moncloa y una masa social prisionera de sus mismas carencias morales y de conocimiento y, por eso fácilmente manejable y manipulable. España vive unos momentos que están más cerca de una dictadura anómala que de una democracia, y estos es así porque el pueblo ha sido amordazado y silenciado. Arnold J. Toynbee decía que «Las sociedades y las civilizaciones no mueren asesinadas, sino que se suicidan». Esperemos que no nos suicidemos cuando en el 2020 podamos levantar nuestra voz mediante nuestro voto.

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