Análisis

Manuel del Rosal: «Pedro Sánchez busca la gloria a través de una paz pervertida»

Manuel del Rosal: "Pedro Sánchez busca la gloria a través de una paz pervertida"
Sánchez

«Una mala paz es todavía pero que una guerra» Cornelio Tácito, historiador, senador, cónsul y gobernador romano

El 30 de septiembre de 1938 se firmó el llamado acuerdo de Múnich por el que se cedió a Alemania la región checoslovaca de los Sudetes. Los jefes de gobierno de Francia y Reino Unido cedieron ante Italia y Alemania «para evitar una guerra». Cuando Arthur Nevill Chamberlain jefe de gobierno del Reino Unido, volvió de vender Checoslovaquia a las ansias expansionistas nazis, Churchill le espetó su famosa frase: «Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra, elegisteis el deshonor, y ahora tendrá guerra» Este acuerdo pasó a la historia de la traición, la cobardía y la ceguera política.

Buscar la paz es loable, es de mérito, es elogioso, digno de alabanza, encomiable: pues la paz es buena para todo y para todos…siempre que no sea una paz de sumisión, humillación, silencio y entrega. Muchos hombres y mujeres han pasado a la historia envueltos en la gloria de haber conseguido la paz sin humillación, una paz sobre la cual se edificó una sociedad justa y libre. Otros, sin embargo, tras la anunciada búsqueda de la paz, lo que buscaban era obtener o afianzar su poder ofreciendo a los ciudadanos una paz de humillación y sumisión. Han sido muchos quienes a lo largo de la historia han sometido a sus pueblos a la humillación por una paz perversa y no obtuvieron ni la gloria que buscaban ni la paz. En España hemos vivido uno de esos momentos en la persona de Zapatero. Recordaran cuando Zapatero buscaba ofrecernos la paz – le llegaron a llamar «príncipe de la paz» – callando y ocultando que nos ponía de rodillas ante Bildu, ante De Juana Chaos y ante ERC – ¿recuerdan el tripartito? Lo que pasó – que todo el mundo lo veía menos Zapatero y sus ministros y ministras de cartón piedra – fue que, envalentonados todos ante la debilidad de un presidente de pacotilla y un gobierno de la señorita Pepis, no solo no alcanzó la paz, sino que, entre otras cosas, ETA rompió el alto el fuego, volando la terminal T4 de Barajas. Zapatero quiso alcanzar la gloria a través de una paz pervertida y Zapatero se quedó sin paz y sin gloria.

Once años después, otro socialista que ha «okupado» la Moncloa, quiere aparecer ante los ciudadanos como el adalid de la paz, el pacifista. Él, como socialista progre le ha puesto un eufemismo a la palabra paz, él le ha llamado «normalización». Nos ha prometido traernos la «normalización» institucional y de la vida corriente de los españoles. Así tendremos paz, no habrá enfrentamientos y viviremos sin crispación como se vive la paz en los cementerios. Para ello ha dispuesto una forma de hacerlo que se resume en: sumisión y posiciones genuflexas ante quienes le tienen hipotecado desde la moción de censura. Durante dos años estará de rodillas, al tiempo que pone de rodillas a España y a los españoles. ¡Todo por la paz…digo por la normalización !. Y para ello ya ha dado algunos pasos: Se negó a lo que Trump le pidió por carta como postureo de pacifista ante los suyos, pero cuando lo tuvo en frente le temblaron las piernas y cedió. Ha acercado a los presos independentistas a sus casas. Ha recibido en la Moncloa a un supremacista, racista y xenófobo que insulta a España y a los españoles. Sugiere el acercamiento de etarras a sus casas por motivos de «humanidad». Y todo eso en pro de «normalizar» a las instituciones y rebajar el grado de irritación y enfrentamiento de los ciudadanos y vivamos más en paz. Quiere exhumar los restos de Franco porque su exhumación sería como jun bálsamo para la vida de los ciudadanos. Permite – en aras de esa paz normalizada – la entrada de inmigrantes libremente convirtiendo a España en el vertedero de Europa (Debemos recordar que la cifra ya ha llegado a más de 18.000 que él sabrá donde los vamos a ubicar y lo que vamos a hacer con ellos). Nada más poner el pie en las arenas de la playa, los inmigrantes tienen derecho a la sanidad universal y eso redundará en que los españoles y sus instituciones vivamos más en paz, olvidando que, lo que, si está llegando a universal, son las listas de espera médicas; mientras los españoles esperemos en paz a que nos operen de la cadera, esta se pudrirá en paz. Todo esto es malo y perverso, pero lo peor es que Pedro Sánchez no busca la paz en sí misma, si no como el vehículo que le lleve hasta 2020 como el príncipe de la paz y ganar las elecciones. Su ruindad, su mezquindad y su hipocresía quedan patentes al ocultar que la paz le importa un bledo, que lo que le importa y oculta tras el velo de la búsqueda de paz, es la obtención del poder, la gloria aún a costa de humillar a España y a los españoles con la entrega a una paz de traición, sumisión, de cobardía y de ceguera política.

En 2020 los ciudadanos, tras dos años de haber sido enmudecidos, podremos votar. No anticipemos nada porque ya sabemos que: la ambición de los políticos encuentra sustancia en la fiebre y la estupidez popular.

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