ANÁLISIS

Santiago López Castillo: «Familias en promoción»

Santiago López Castillo: "Familias en promoción"
Una imagen de las Campos en su reality.

Dice el aserto popular que la familia que nace unida permanece unida. Pero no existe conjugación alguna con la gilipollez, que es condición sine qua non de buena parte de la sociedad española más dada a hacer el indio que el payaso. Ha tomado usted dos ejemplos: las Terelus y los Caparrós. Ambos dados a desnaturalizar la caja tonta. Las primeras van juntas y en tropel exhibiendo sus tropelías ingüísticas y de las otras. La madre es como una clueca ponedora que cobija a sus dos hijas y no se sabe si ha expropiado a ese tal Bigote Arroces, piojillo esperpético que no hace ni pizca de gracia. A esta troupe -no se ha contado- la trajo Paco Villodres, malagueño como ellas y a la sazón portavoz de UCD en el Senado por los años 80. Quien, a su vez, era amigo del director de Radio Cadena y de las JONS de la ciudad andaluza, apodado el Manquito porque le faltaba un brazo.

Labia y descaro tenía un rato largo la faraona de la Costa del Sol. Iba de progre previo cantar el Cara al sol en sus comienzos. Entró en TVE con su hija «pechugona» en un bodrio de Hermida que ya entonces era la caricatura de sí mismo incuido el flequillo. Por un plano daba su vida. La Campos jr. Y si no que se lo digan a un disc-jockey llamado Pipi Estrada convertido en chulángano con derecho a penalti. Ahora, madre, hija y espíritu santo hacen gala de sus enfermedades y no hacen preces porque en la 5ª no se lleva, se lleva el macarrón y el mariconeo a partes iguales. En esas que sale otra hermana Campos, Borrego, bee…, joder qué tripleta central, y todas a hacer publicidad de la madre y de la hermana con cáncer de crucigrama. No, señoras. Es una enfermedad muy seria y mi solidaridad para el padecimiento de ese diagnóstico que no se cura saliendo en las revistas del corazón.

Al otro lado de la pantalla están los Caparrós, ¡cuántos apellidos para un serial de la cutrez! Pasean un apellido bufo de cadena en cadena; un plano por caridad, mi padre me arredra, me pega en el culete, me esnifo, señor, y el hijo de aquél gatea por las emisoras para salir al aire, en la tele, pestañeando el momento como si fuera Rubalcaba, el químico prodigioso. Dan su vida, el tal Alonso Caparrós por un frame o imagen ambiciosa. Vive de lo poco que sepas, triste bufón.

¡Qué sería de los grandes de TVE que por edad o defunción han dejado de existir, belloteros de los estercoleros! Buscan éstos el plano general, el plano medio y el primer plano. La inmediata es mandarles a tomar por culo o que se vayan a limpiarlo con papel de estraza. Para remate, sale un fracasado de la caja tonta, un tal Lozano, hortera de bolera, sacando las vísceras de sus amoríos para ver si se fija un canal de televisión.

Resulta estremecedor ver en las tele-basura a una pobre diabla que ha hecho de su modo de vida un estoconazo hondo y sin puntilla.

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