Ronda los cementerios un vampiro político de caminar artificioso y ridículo que está todo el dia de vacaciones o subido al avión oficial o al helicóptero y que más temprano que tarde habrá de responder ante la historia como «okupa» de la Presidencia del Gobierno.
Engreído carente de fundamento, este vampiro se alimenta de la sangre y esencia vital de otros con pactos con el diablo para mantenerse vivo y ahora quiere profanar las tumbas de los muertos.
Este vampiro de la Moncloa oportunista y compulsivo, que dice un dia una cosa y al dia siguiente la contraria, ha mordido a millones de españoles empezando por su propio partido donde hizo un progrom que ha dejado al Psoe en los huesos para lograr ir en Falcon a los conciertos y pasear por el mundo su inanidad política con 84 diputados.
Con ayuda de los golpistas y colaboradores necesarios llenó de pintadas La Moncloa cuando estaba Rajoy, descerrajó la puerta y lllevó a cabo un allanamiento político en fraude de ley para arrebatar el poder a los chapuceros líderes de la mayoria gobernante.
Y ahora basta ver las bancadas podemitas del Congreso, en manos de carajillos fatuos y vampiros presuntuosos para echarse las manos a la cabeza, protegerse de los mordiscos en la nuca y concluir que algo falla en el sistema político obsoleto carece de armas para salir al paso de tanto ultraje.
Entre tanto y por culpa de esta grey, se perpetúa en España un golpe de estado separatista de vampiros racistas que presumen de distinto RH pero a los que puestos a morder les vale la nuestra.
Pasadas las doce de la noche y sirviéndose del influjo de la luna en la que viven y con fines absolutamente electorales de un programa de gobierno manifiestamente vacío, los profanadores y vampiros se disponen a remover lápidas como chupasangres del presupuesto para ocultar la ausencia de cualquier política con su patético populismo que ha aprobado sacar a Franco de su tumba por «urgente necesidad» .Si esto es urgente necesidad, la Constitución va a quedar tan mojada como si hubiera caído en la piscina de Pablo Iglesias.
El vampiro de la Moncloa es ahora, además, un okupa que quiere deshauciar a un muerto.
Víctor Entrialgo
