La Marea de Pérez Henares

155 o eleciones, o ambas cosas

155 o elecciones, o ambas cosas

Las elecciones municipales y autonómicas seguirán siendo en mayo, pero puede que no sea la primera vez que en que tengamos que acudir a las urnas. Tal y como se está poniendo el panorama político lo más probable es que antes estemos convocados a generales. Por obligación, como mal menor o por conveniencia o por un poco de todo a Sánchez, por mucho que siga con la égloga del 2020, en lo que en realidad Moncloa no ha creído del todo nunca, no le va quedando otra que convocar y puede que antes de que termine el año.

El y su “gurú” Redondo tenían, desde luego, otros planes pero por un lado la debilidad parlamentaria de sus exiguos 84 diputados, después los apoyos que mas bien son arenas movedizas de sus socios, la escandalera alrededor de las prácticas de su gobierno y de él mismo, del negro al plagio, los dos suyos, de la arana fiscal de Duque a la cloaca de “Lola y Balta”, o sea su ministra Delgado y su jefe Garzón y ya con dos caídos, Huerta y Montón, la cosa se estaba poniendo oscura.
Pero ha sido Torra y los separatistas catalanes quienes se la han puesto negra o a lo mejor le han abierto una puerta de poder salir un poco airoso, aunque ya cada día más pringado por ellos y las connivencias que se ha traído. Su mantra era y es todavía que el “conflicto” venía por culpa de Rajoy que no dialogaba. Ponían así a al PP al mismo nivel de responsabilidad en el desastre que a los separatistas y ellos se postulaban como los “dialogantes salvadores”. En realidad nunca había ni hay dialogo posible alguno, porque lo que hubo y sigue habiendo es el contumaz intento de violar la Constitución y la soberanía de los españoles con un referéndum mendaz donde nos roban el voto a todos para apropiárselo ellos en exclusiva y cuyo único objetivo es la secesión de Cataluña. Lo avisaba, una vez más, Felipe González. No hay con ellos ni sobre ello dialogo posible que valga, porque solo quieren imponer su delirante designio.
Pero en ello ha estado Sánchez y su gobierno estos meses, mareando a las gentes y al tiempo en continua zalema con los independentistas, cediendo, obsequiando, justificando y en genuflexión oferente continua. Así incluso hasta cuando Torra arengaba a los CDR para lanzarlos al ataque, o acaso no era eso lo que hizo aunque luego le acabara por dar a el en sus protuberantes narices, salieron a disculparle, mientras el presidente tuiteaba ñonerias, a decir que era “asumible”, que aunque estuviera muy feo no llegaba a “violencia”. En fin, la retahíla de ruedas de molino con la que pretendían que comulgáramos.
Pero la última ha sido ya de imposible tragadera. El ocasionado Torra, la palabra mejicana le viene como anillo al dedo al supremacista catalán, calenturiento y escocido, se tiraba en plancha donde no puede haber jamás agua. Un ultimátum de que o se permite el referéndum ilegal, inconstitucional y excluyente que pretende o rompe la baraja, reactiva la republica, su sobado espantajo, y pone en marcha las leyes declaradas inconstitucionales por los tribunales, pone en marcha la elaboración de una constitución catalana y vuelve a la declaración unilateral de independencia.
Ante ello al Gobierno no le queda, no le va a quedar más salida, aunque por ahora Sánchez siga escondido o quien sabe si todavía vestido de Luciano por la V Avenida, y sea la cada vez menos creible Celáa quien de una replica que pretenda a la vez soplar y sorber. Enfatizar contundencia, decir que el Gobierno de España no puede admitir ultimátum ni amenazas, que es en realidad lo que no han dejado de hacerle pero que ahora de explicita y brutal manera, y pretender seguir con el mantra del dialogo que ya es una milonga y ni siquiera campera no aguanta ya ni un pase más ni un día.
Al gobierno solo le cabe ya, más pronto o más tarde, que una respuesta en hechos y decisiones. Porque ahí van a llevarlo. Y para el será mejor que sea rápido. Porque sino la situación, como todos detectan menos los cocineros de la olla podrida del Cis, no hace sino deteriorarse para ellos. La aplicación del 155 o las elecciones, o tal vez las dos cosas. Porque el 155 no le va a quedar más remedio que aplicarlo, por muchos asquitos que le hagan el Iceta y la Celáa, y a lo mejor es la única salida que le queda para ponerse en “formato electoral” como tuiteaba Sánchez pero no como creía de elecciones locales y autonómicas sino de generales. Ahí puede tener su baza, pero con lo que ha hecho, sigue empeñado y como lo lleven del ronzal puede que ya no tenga el efecto y potencia en urna que desea y a la que aspira como clavo al que asirse. Puede encontrárselo ya ardiendo y que le socarre la mano. Porque arrastrado a ello y visualizados Casado y Ribera como los impulsores cruciales y únicos aliados en el trance puede que le acaben ahorcando al as que tiene como último recurso en la manga.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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