Allá por los años sesenta echaban una película de largo título -por larga familia- y que terminaba en «su hijo» para recochineo de la prole. No. No era la del pisito y en la que parió la abuela. Hoy, en ese desenterramiento o exhumación en que está encelado el mequetrefe de la Moncloa se buscan moradas de antepasados por la línea familiar o la del cónyuge. Se han ido hasta Oviedo, Ovieu en bable, y han repasado con una lupa las sepulturas o nichos de doña Carmen Polo de Franco (y Martínez-Valdés de soltera). Es un buen entretenimiento. Menos mal que no se han dedicado al noble arte del ADN por si la esposa del general tenía un zagal y la que se hubiera montado sería parda. Tuvieron a Carmencita Franco que salió un tanto casquivana o putón verbenero, dicho sea en un lenguaje coloquial.
De momento, los rastreators del nuevo Frente Popular no han reparado en el hermano del Caudillo, que era Ramón Franco, gran aviador que cruzó el «charco» en la Operación Plus Ultra, alcanzando las máximas condecoraciones civiles y militares y, por supuesto, aeronaúticas. Todo llegará, como a los supuestos hijos de Julio Iglesias -nuestro cantante universal, pero el más odiado de esta España envidiosa y cainita-.
Pienso que este juego se pararía si al relamido Sánchez algún osado le investigara la lápida de su señora madre (y si está viva por siempre viva) o, quién sabe, si la de su abuelo el general Castejón. Mire, paria del destino: en los intentos, tras 80 años después de la guerra civil, el admirado Federico García Lorca no estuvo enterrado en la cuneta, ni por maricón ni por gran poeta, fue un enfrentamiento entre hermanos. No comparable, por Dios, a ese gay de la Quinta TV, mariconeo al cuadrado, al que le gusta que las cámaras le fotografíen su ano como una colonoscopia en technicolor.
Así que sigue el debate. La izquierda ratonera, desdentada, agnóstica, como la alcaldesa de Madrid, la ex jueza por la tercera vía, dígase, sigue impidiendo que Franco vea la luz; de la que ella y otros macarras marxistas gozan para seguir recordándonos, torpes, que el general fue quien, con dos cojones, venció en toda línea al comunismo. Y hoy, casi 80 años de acabar la guerra, y 40 de la muerte del extinto Jefe del Estado, RNE anuncia un programa con la misma cantinela: «¡No pasarán!». «¡Especial sobre las milicianas en lucha contra el fascismo!»
Justo cuando se celebra el armisticio de la I Guerra Mundial. Esto no hay quien lo pare. Están desatados…