Todos nos hemos quejado alguna vez de la falta de representación de los partidos políticos españoles. Algunos dirigentes han acudido a la militancia para superar el rechazo de su propio partido, no para profundizar en su democracia sino como estratagema y clavo ardiendo al que agarrarse para continuar en política.
Pero si no se reforma adecuadamente la ley electoral, aun despues de todas las elecciones que nos esperan, España continuará secuestrada por sus partidos políticos.
La política tiene un aire de infantilismo insolente. Los que se aburrían antes sin quehacer en las redes sociales condicionan hoy nuestros asuntos públicos. Los grandes hombres han desaparecido de la política y la televisión y junto a algunos jóvenes valiosos y prometedores hay auténticas «cuadrillas de mindundis».
Han entrado en el Parlamento no uno, ni dos ni tres sino decenas de «cualquieras», trepas y meritorios que desde dentro de los partidos políticos quieren dinamitar el Estado y la Constitución, ofreciendo indultos a los golpistas y entregando los medios de comunicación a los enemigos de España. Esa extraña razón, no puede ser otra que conservar o alcanzar en el Estado mayores cuotas de poder.
Con las heridas y costuras aun sin cicatrizar los partidos preparan con sus juegos de siempre las campañas y las múltiples elecciones a la vista, ignorando que en este estado de alarma no declarado que estamos viviendo, los auténticos hombres de Estado no pueden esperar más, deberían dar un paso adelante y encontrar fórmulas para acabar con este totalitarismo infantil, chulesco y soberbio que tiene secuestrado al Estado y a la Nación.
Un golpe en el que Torra y Otegui se abrazan delante de las víctimas con una impudicia provocativa ante las que las instituciones del Estado tendrían que haber reaccionado antes, para que no sucediese, y ahora, para evitar que el Presidente y los golpistas, con decretos-leyes y globos-sonda sigan ganando tiempo para las elecciones, único objetivo, y puedan hacer cambios irreversibles y daños irreparables progresando hacia detrás.
Los partidos siguen obstaculizando la representación en lugar de ser instrumentos de los ciudadanos. Lo mismo en el CIS que en la elección del CGPJ y el Presidente del T.S. con la patada hacia arriba que han dado al Magistrado Marchena, que hasta ahora era ponente del juicio a los rebeldes, para librarse de él, encantado a su vez sacándose la caspa separatista de la toga salvo que se eche atrás, o los indultos que prepara el Gobierno y ésta TVE dirigida por los lunis en esta abracadabrante «dictadura de los imberbes».
En ésta otra ignominia más que debemos a Sanchez, Iglesias ha puesto a la «patrulla canina» al frente de RTVE cambiando hasta el hombre del tiempo. Resultado: No los ve ni Dios. A los españoles no les gusta que le anden con la siesta y las cosas de comer.
Mientras Torra se reune con Otegui, la jauría de sus cachorros grita ¿cabe mayor ignominia? que Ortega Lara vuelva a su zulo. El mismo en el que de acuerdo con el presidente del Gobierno, los golpistas quieren mantener a todo el país privado de las elecciones hasta que lo estimen favorable a sus intereses, como en Venezuela.
Con Tezanos en el CIS, Podemos en TVE y el presidente del CGPJ atado de pies y manos, el Frente avanza. O comenzamos a abordar la reforma de la representación o España continuará sine die secuestrada por sus partidos políticos.
