No sé por qué, pero cada vez que veo a este Echenique de medio cuerpo veo a ese Stephen Hawking electrocutado de impulsos y teorías. El científico fallecido estaba a lo suyo, o sea, a la teoría y al descubrimiento de la humanidad. El otro, en cambio, lleva media vida en España metiéndose la otra vida con España. Tiene una enfermedad hereditaria y degenerativa que le coge el 80% del cuerpo. Se vino a nuestro país buscando la cura y la cuna y todo lo que toca es veneno. El argentino nos da lecciones de democracia enhebrando la bandera de Podemos; luego te enteras de que no cotiza a su cuidador y por más que hable del pueblo oprimido tiene un piso super-confort en el barrio de Salamanca.
El mequetrefe, con perdón, se descojona. Y toda la prensa mediática, tirillas, le hace la ola y aplaude su ingerencia en el Estado español para implantar el nuevo régimen de la República bolivariana. Son, como el resto de los Podemitas, los populares recubiertos de ciénaga, caga de la vaca, el heno suele a oler bien, más cuando el litro de leche se expendía por las vaquerías de la ciudad. ¿Adónde va este pobre hombre apatrullando el país desde su silla gestatoria llena de corto-circuitos?
A tomar por culo, sería lo expeditivo. El populista se ha metido con el cineasta español y le ha dicho que es la caricatura de sí mismo tanto en el celuloide como en la vida real. Torrente ha comentado que estaba escribiendo el guión de «Torrente, presidente». Vendría bien para estos tiempos que corren como ciénagas sabiendo del ingenio y humor que gasta el polifacético cineasta. Caricaturas de sí mismo fueron Chumy Chúmez, Fernando Fernán Gómez, Mihura…, no Jesús Hermida que, además de pedante con flequillo, simbolizaba la soberbia.
Todo buen irónico ha de reírse primero de sí mismo. Mi despacho está repleto de caricaturas de mi etapa más popular, con relevantes firmas de Peridis, Forges, Gallego & Rey, Sir Cámara, etc. Y siempre que puedo lo hago de forma burlona dando a entender lo contrario de lo que estoy expresando.
