La Ministra Montero, ¡joder qué cotorrra!;
Si lo que suelta en media hora lo conjugas
Y las palabras pones como las orugas,
Una tras otra, la fila llega hasta Andorra,
Y ¡ojo! que lo que no son coles, son lechugas;
Decir algo que se entienda, no dice nada,
Pero muecas hace más que si comiera ajo;
Preguntes lo que preguntes, ella a su tajo,
A su discurso como agua embotellada,
Y el que quiera vino, a otra tasca… ¡carajo!;
Encima la moza entre gesto y gesto,
En la forma regular del verbo un «te absolvo»
Te suelta porque le haces con guardapolvo
Las preguntas… Si no te sientes indigesto,
Oírla contestar te deja… ¡hecho polvo!.