Análisis

Victor Entrialgo De Castro: «El derecho a decidir»

Victor Entrialgo De Castro: "El derecho a decidir"
Quim Torra, Oriol Junqueras y Jordi Cuixart. PD.

En esa controversia de dominio y voluntad en que el Estado consiste, la actitud de los rebeldes en el Juicio de su destino está teniendo un aire pueril, curil, descarado y altanero. Un aire de superioridad. Y ésta es la crónica.

Un aire de clausura cisterciense de Poblet o Santas Creus, de Mosén Junqueras, del fraile que escapó del convento en el maletero, de la abadesa Forcadell, de la monja Colau o Rahola, de las novicias fugadas a esquiar y soltarse el pelo y las feaministas de la CUP que se quedaron en el convento. La cosa pues va de curas, monjas y falsos maestros más el tontorolo de Piqué que mejor repasaba los delitos económicos antes que los constitucionales.

Si hubieran sido serios, habrían valorado que un estado de Cuatro siglos y una convivencia de Miles de años en la tierra de los padres y de los hijos que es España, la patria del pueblo soberano, no se rompe en 25 años.

Pero es que además resulta que la democracia de la que hablan y hablan como suya resulta que ¡es la nuestra! La conseguimos nosotros. ¡ Se la tratan de apropiar pisoteándonos de paso la ley! ¿Y dicen que por qué nos enfadamos?¿Se imaginan qué democracia tendria hoy Cataluña si a Franco le hubiera seguido sin solución de continuidad la república de Tardá, Rufián, Cuixart o la flequilloburro que lo primero que hizo despues de huir a Suiza fue meterse, como la Colau, en una peluquería adonde hacia siglos que no iban?

En la Cataluña separatista, entre curas, monjas, presos y fugados, apenas queda el solar. Sólo quedan el racista Torra y su massovero Torres, el presidente de un Parlamento clausurado que ha vuelto a abrir justamente el dia que estaba prevista su declaración en el Supremo. Como la Forcadell, cobardes y patéticos hasta el final. Basta entrar en Youtube y ver lo que hicieron y declararon, y lo que ahora dicen que hicieron y dijeron. Historias para no dormir.

Como las de los Jordis, que en vez de coger setas o jugar al pinacle llevan decenas de años soliviantando a las masas para luego, cobardes, lavarse las manos. Una cosa es el derecho a mentir en el ejercicio de defensa y otra muy diferente que traten de dar lecciones al Estado sobre el derecho a decidir que no existe, con ese punto de cinismo, sarcasmo y prepotencia que les caracteriza.

Hemos comprobado también que Rajoy ya no se dedica a la política. Tras sus declaraciones la duda es si se dedicaba antes. Soraya lo pretende, continuar digo. Y eso se nota. Ser lista es un cosa. Pero creérselo es empezar a dejar de serlo. Montoro dejó claro que existió utilización de uso de recursos públicos para fines declarados ilícitos. Más el ministro del Interior, magistrado.

Para terminar con la novicia Colau, algunos anarquistas infantiloides de Barcelona con sus algaradas y cuchipandas y sus citas ñoñas del franquismo, el tontorolo de Rufián, que se cree Bustamante y Urkullu, otro traidor en su columpio.

Pasados todos estos cansinos mítines, tras la práctica de la prueba y las conclusiones, le tocará al Estado y al Tribunal «su derecho a decidir», de autodeterminación y de resistencia pacífica «no violenta» a que todos estos curas, monjas y falsos maestro golpistas permanezcan en «clausura» un buen número años por la rebelión que puso en gravísimo riesgo los bienes jurídicos más importantes del Estado español y de España como Nación. Ése «derecho a decidir», a diferencia del que se inventan los acusados, sí está en la Constitución. Pero eso sí, con diálogo, mucho diálogo.

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