Análisis

Jesús Millán Muñoz: “Cuestiones sobre el Mal y los males, I”

Jesús Millán Muñoz: “Cuestiones sobre el Mal y los males, I”
La maldad podría ser una enfermedad.

El mal y los males puede ser analizado o estudiado desde muchas perspectivas. El mal producido por un error o una deficiencia que analizan las diversas metodologías de ciencias y ciencias sociales. Segundo, el mal que analiza la filosofía, en sus múltiples perspectivas. Y tercero, el mal analizado desde metafísicas religiosas.

Ciertamente incrustarse en este problema o cuestión, es de alguna manera una empresa muy superior a quién escribe esto, porque tiene una multitud de aspectos y de perspectivas. Y porque, se exprese lo que se exprese, siempre a unos les parecerá en demasía y a otros en poco. Pero como modesto articulista, entre tantos diversos de temas que hay que rozar uno es éste:

– «El mal es la carencia de un bien debido», definición clásica de Tomás de Aquino. Por lo cual, el mal, en definición clásica, no es algo en sí, no tiene entidad, sino que está anexionado a un ser o un ente o una característica o una variable. Algo así, como el frío es la ausencia de calor. El frío y el calor está conexionado o anexionado a un ser. O por poner otro ejemplo, la enfermedad es la ausencia de salud.

Me atrevería a construir otra definición: «el mal sería una desestructuración, grave o leve, de un ente o de un ser, en un determinado hecho-acto».

Por lo cual, un mal, es «algo que no funciona correctamente en un ser o entidad», que por lo general, en otros de su misma especie si lo tienen o disponen. Pongamos, un ejemplo, un caballo que nazca con tres patas, es una desestructuración o carencia de un ente de ese ser o de ese individuo de esa especie.

– Otra cuestión: ¿El mal es una realidad en sí, aunque sea como ausencia, o es una interpretación humana? ¿O es una interpretación humana, basándose en realidades, en mayor o menor grado objetivas y también subjetivas…?

Todo en la Naturaleza, hasta dónde sabemos tiene causalidades-efectos, a esto, con los métodos científicos, va la humanidad descubriendo pautas-normas-leyes, que denominamos leyes científicas, descubiertas con el método científico en su diversidad.

La cuestión es si, todo en la Naturaleza tiene normas-leyes científicas, unas las hemos descubierto, la inmensa mayoría todavía no. ¿Todo lo relacionado con el ser humano, por un lado, tiene una dimensión de Naturaleza-naturaleza, y por otro lado, si se desea, una dimensión de voluntad-libertad-entendimiento, también tiene que tener normas-leyes, no solo de su parte natural, sino también de su dimensión de voluntad-libertad?

¿Y si tiene leyes-normas-pautas, después analizaremos cuales podrían ser o dejar de ser, o quizás en otro artículo, entonces, el ser humano, aunque pueda realizar, ante una entidad, tener diez opciones posibles, porque se lo permite su pensamiento-libertad-autonomía-voluntad, son todas igualmente buenas y convenientes y racionales y razonables, dentro de ese doble contexto se lo «natural» y de la «libertad-voluntad»?

¿Es lo mismo, solía poner de ejemplo, «restregar un calcetín sudado de diez días a tu padre», que «jugar con un perro y darle una chuchería de perros»? ¿Es lo mismo en sí, es lo mismo el valor moral y ético de ambos actos…? ¿Es lo mismo desde los diversos aspectos de lo «natural» y de los diversos aspectos de «la voluntad-libertad racional»?

– ¿Por lo cual, lo que denominamos bien o mal es un reflejo histórico-social-cultural-interpretativo pero no está incardinado, ni en lo natural-naturaleza, ni tampoco en la esencia de la voluntad-libertad, sino que son condicionamientos sociales-culturales, que dicho de otro modo, una norma equis, puede ser de este modo o puede serlo de otro, aunque admitamos preponderantemente uno? ¿Y aquí, vienen las postraciones y demostraciones, que cómo ante un mismo objeto-entidad natural y de voluntad humana, han existido a lo largo de los siglos diversas interpretaciones, teóricas y prácticas?

¿Lo que nos lleva a plantearnos existen universales morales, o universales culturales morales o de interpretación de lo natural o naturaleza, en sus diversos aspectos morales…? ¿O dicho de otro modo más sencillo, hay normas morales o éticas, otra cosa es que los humanes sean capaces de cumplirlas o no, en las cuales, el noventa por ciento de las sociedades-culturas, y el noventa por ciento de toda la humanidad, desde que tenemos noticia de ello, son universales morales, es decir, la inmensa mayoría de población, sociedad, cultura, ideología han «creído que son normas universales morales»? ¿Por ejemplo, no matarás, no adulterarás, no robarás, etc.?

– Para terminar esta primera parte de este artículo, en la pugna entre universalismo o naturalismo moral y convencionalismo o contractualismo moral. Que es el fondo de este problema, tendríamos que indicar, que a raíz de la segunda guerra mundial, se implantó definitivamente, los derechos de la Humanidad, que en definitiva, serían «normas morales máximas de la misma humanidad, superiores a toda cultura».

¿Y en el famoso juicio de Nuremberg, que quedó dicha ciudad arrasada, permaneció el ayuntamiento, y en una de sus salas, dónde se celebró dicho acontecimiento, estaban grabadas en madera, bajorrelieve, si no recuerdo mal, los diez mandamientos? ¿Y que son los mandatos o mandamientos de Moisés, anteriores fueron los de Noé, normas morales y éticas, que se consideran, universales, basadas en la profunda naturaleza de la realidad y de los seres humanos? ¿Dicho de otro modo, si los humanes, cumplen dichas normas morales, si las hubiesen cumplido, no habrían sucedido, los enormes desastres humanitarios que se produjeron en esa segunda guerra mundial tanto en Oriente como en Occidente, tanto ayer como hoy o posiblemente mañana?

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