Análisis

Salvador Monzó Romero: «El colmo»

Salvador Monzó Romero: "El colmo"
Carmena y los pisos turísticos

Madrid, el tiempo que la Carmena ha estado coja,
Si no a jardín, al menos no ha olido mal;
Mientras que ha sido manoseado por esta Roja
El Ayuntamiento, a Madrid le ha ido fatal;
Pero, ¡feliz culpa!, por un traspiés con una hoja,
Cuando Madrid empezaba a oler a hierbabuena,
¡Vaya por Dios, qué pena!, ha vuelto la Carmena;

De seso huérfana, sin Oposición fue Jueza,
Y ya vieja, sin dotes de mando, Alcaldesa;
Debemos pues reconocerle cierta destreza
Para hacer del Ayuntamiento una Dehesa,
Donde pace un ganado del que ella es la cabeza:
Se les reconoce a ellos viéndoles los dientes,
Y su arte a ellas para comedias y sainetes;

Ajada, si no talento, astucia de sobra
Le queda para sonriendo lucir palmito;
Igual le enciende al diablo una vela, como obra
El milagro, de la Tradición siguiendo el rito,
De jurarle a la Virgen, sin la menor zozobra,
Un Madrid, ¡ea!, bueno, bonito y barato,
Siendo en aquello rauda,… y esto va para rato;

Resumiendo: por la Justicia se habla poco
De su paso, y lo que se habla es poco bueno;
Ni allí en la Jurisprudencia, ni aquí tampoco
En la Política, ni por azar, huele a heno
Y aunque no se la tema, como si viene el coco,
Pasará a la Historia, si no cargada de razón,
Sería el colmo, … ¡por no tener mal corazón!.

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