Análisis

Rafael López Charques: «No sean avestruces»

Rafael López Charques: "No sean avestruces"
Avestruz YT

Nuestros incansables políticos han convertido un mito atribuido a un animal, en un hecho cierto que se puede decir de muchos ellos.

Efectivamente, que no escondan la cabeza como los avestruces, actuación que falsamente se atribuye a estas aves cuando intuyen un peligro, es lo que hay que exigirle a casi todos nuestros padres de la patria, también a las madres (perdón, me olvidaba del lenguaje moderno).Naturalmente hay honrosas excepciones, pero son las pocas.

La tónica común, cuanto más poder tienen, es no querer ver los problemas, esconder la cabeza, esperando que haya suerte y se solucionen solos. Con frecuencia en paralelo a esta actuación lanzan mensajes recurriendo al buenismo.

Nos referiremos, por ejemplo, a los problemas que ya presenta cierta inmigración, y que todos los pronósticos son que de no tomar medidas firmes, crecerán con el tiempo.

Conste que opinamos sinceramente y defendemos, que en todas las razas, creencias, nacionalidades, culturas, etc. hay buenas y malas personas. Que ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos. Que los nacionalismos, grave problema del que tenemos muestras en nuestro país, se curan viajando. Que es provechoso y enriquecedor, para todas las personas, conocer y estar en contacto con culturas diferentes a la suya.

No estamos en contra, ni mucho menos, de la inmigración racional y ordenada, pero si mantenemos, aún a costa de ser vilipendiados por los adoradores del buenismo, que la anárquica es mala para todos, para nosotros y para los que vienen.

Sin embargo, por desgracia para todos, la postura generalizada por los políticos ante este problema, es imitar a los avestruces.

Estamos inundados por la inmigración irregular, ilegal para hablar más claramente, que viene del continente africano. Hay sospechas de que en cierta medida está organizada por algunas ongs, muchas de las cuales se nutren de cuantiosas subvenciones públicas, que esperan con sus barcos a las pateras de personas que, después de pagar lo que para ellos es una fortuna, se aproximan a los mismos. A continuación los dejan en nuestro país y que se las arreglen como puedan.

Aquí, como somos buenísimos les damos lo que por ejemplo, muchos de nuestros jubilados no tienen. Cuando algunos de ellos cometen un desmán, nos cuidamos de no citar su origen para evitar cualquier tipo de fobia; pobrecitos, hay que comprenderlos. Si el autor es español, si se dice. Es la táctica del avestruz, en vez de abordar lo que es un serio problema, escondemos la cabeza.

Si de verdad queremos ayudar a esa gente, el dinero que se tira dándoselo a algunas ongs, empleémoslo en crear riqueza en sus países de origen. Explíquese a esos desdichados emigrantes, que con lo que les cuesta el viaje en la patera, pueden iniciar pequeños negocios en donde viven, sin necesidad dejugarse la vida en una aventura incierta.

Con nuestra postura lo único que hacemos es agravar el problema. Si facilitamos que de un país se vaya gran parte de la gente que está en edad de trabajar, ¿qué hacemos?, sencillamente contribuir a que dicho país se hunda cada vez más. Tenemos el ejemplo en España, ¿cuántos pueblos hay casi abandonados en los que solo viven personas mayores? Como el pueblo no progresaba la juventud en edad de trabajar se fue, y como la citada emigró, el pueblo no progresa. Es lo que en economía se conoce como un círculo vicioso de pobreza

Políticos (y políticas), no sean avestruces, den la cara y afronten seriamente los problemas, que para eso se les paga y bien, más de lo que merecen.

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